domingo, 3 de julio de 2011

Coldness.

Abrió la puerta y tiró las llaves sobre la mesilla. Dejó el bolso en el suelo y se quitó los zapatos rápidamente. La bufanda blanca que llevaba la colgó en el perchero junto con el abrigo y entró en casa, directamente a sentarse en el ordenador. Tenía qe terminar el reportaje para el día siguiente. Se puso las gafas y empezó a teclear con fuerza en el ordenador. Miraba el móvil de reojo de vez en cuando. Era una costumbre. Aunque sabía que no iba a sonar. Al menos, no por él. Horas más tarde, cuando pudo levantarse de la silla, se estiró como hacía siempre y miró el reloj. Hora de comer algo. Abrió el frigorífico y sacó un sandwich que le había quedado de la noche anterior. Como solía comer fuera con diferentes personas a las que debía entrevistar, o con su jefa y compañeras de trabajo, no es que hubiera demasiada comida en el frigorífico. Mientras lo abría, cogió el mando y puso la tele. Le dio la espalda y solo escuchó a la vez que sacaba agua fría.

"El cantante que ha vuelto hace dos días ha salido esta mañana a presentar su nuevo disco aquí en nuestro país. Akanishi Jin, él ha sido la gran estrella japonesa que ha triunfado en Estados Unidos desde hace un año y medio y que ahora está aquí para ..."

http://www.youtube.com/watch?v=6wp2AJpC-eQ
El vaso que sujetaba se hizo añicos contra el suelo. La chica corrió hacia el salón y miró la pantalla de la televisión. ¿Estaba en Japón? ¿Desde hacía dos días? Había vuelto. Miró su imagen en la pantalla. Vestía de negro, como siempre. Con un sombrero negro con grabados en plateado. Pero había algo en sus ojos que la dio escalofríos. Se sentó en el sofá y apagó la televisión. Dos días en Japón. Y ni una llamada. Con un nudo en el estómago dejó el sandwich sobre la mesa y volvió a ponerse el abrigo. Metió las llaves en el bolsillo y sin bolso ni nada más, abrió la puerta para salir a dar una vuelta en aquella fría noche.
No era él quien esperaba tras ella. Un hombre con traje y corbata esperaba en la entrada.
- ¿Quién es usted?
- ¿Señorita Yarah?

- Sí, soy yo - contestó -. Lo siento pero estaba a punto de salir.

- He venido a buscarla. Me envía Jin.

Ella le miró fijamente. ¿Qué estaba pasando?

- ¿Jin? ¿Por qué?
- Quiere verla. - ¿Y por qué no ha venido él mismo a buscarme? - quiso saber.
- Ahora mismo la está esperando en su hotel - contestó el hombre.
- ¿Cómo? -susurró -. O sea, después de año y medio sin dar señales de vida soy yo la que tiene que ir a verle a él en vez de ser al revés. ¿Pero qué está pasando aquí?
- Si me acompaña, podrá hablarlo con él.

- Pues claro que tengo que hablar con él - susurró -. Pero iré yo sola - dijo de pronto.
De reojo, había visto una limusina esperaba abajo. La chica no estaba cómoda de esa manera. Todo era demasiado frío, era extraño.
Pasó al lado del hombre, que no la detuvo, y echó a caminar hacia el hotel que había visto en la televisión. Su cabeza daba vueltas. ¿Qué había pasado? ¿Por qué no había sabido nada de él más que por las noticias que veía de vez en cuando? La preocupación la había llegado a tener noches sin dormir al principio. Pero cuando se dio cuenta de que Jin parecía tener mejores cosas que hacer con aquellas chicas con las que salía en fotos, su preocupación cambió a rabia y a enfado. Quiso dejarlo de lado y empezar otra relación. Se mintió a sí misma. No pudo. Pero aprendió a vivir sin él. O al menos, eso creía.
Al llegar a recepción, un buen rato más tarde, preguntó por él. Evidentemente no iban a dejarla pasar, como si pudieran dejar pasar a todas las fans. Pero aquel hombre con traje la salvó alegando que Jin la esperaba. Él la acompañó hasta la habitación y tocó la puerta. Al escuchar la voz de él desde dentro sintió palpitarle el corazón. No otra vez. Cogió el pomo de la puerta y abrió. La fama del hotel no era en vano. Aquello era lo más lujoso que había visto nunca. Una habitación prácticamente más grande que su propio apartamento. Aún sin palabras, le vio salir del baño con un albornoz blanco y una toalla secándose el pelo.

- Yarah.
Oír de nuevo su voz después de año y medio susurrando su nombre la hizo dar un ligero bote.

- ¿Desde cuando usas albornoz? - susurró ella -. No he venido porque quisieras verme, que quede claro - dijo ella -. Solo quería preguntarte por qué.

- No tengo que darte explicaciones - dijo él, sentándose en el sofá.

- ¿Cómo que...? Llevas un año y medio sin dar señales de vida, sin que supiera nada de ti, si estabas bien, si todo iba bien, si...

- ¿Nunca ves las noticias? Salgo a menudo - la cortó él.
- ¿De qué me estás hablando, Jin?
El chico se levantó y se acercó a la ventana para mirar afuera. La torre de Tokyo se veía desde allí, iluminada.
- Vuelves a Japón y no me llamas ni siquiera para contármelo. No me hablas, no me escribes, no te acuerdas de mí. ¿Por qué querías verme?

- Precisamente porque no te he escrito ni llamado, quería verte.

- ¿Y por qué no has ido a mi casa a buscarme? Te dije que te esperaría.

- No puedo dejar que me vean en un barrio como el tuyo, Yarah - dijo, con tranquilidad.
La chica sintió que los oídos la dolían y el pecho quería explotarle. Se estaba aguantando las ganas de abofetearlo.
- Qué egoísta - soltó ella -. ¿Desde cuando eres asi, eh?
- ¿Pensaste que nada cambiaria, Yarah? Todo es diferente.

- Sí, demasiado por lo que veo.
- Fue culpa tuya. Te dije que vinieras conmigo.
- Trdabas en echármelo en cara - susurró -. Decidí quedarme porque confié en ti. Porque decidí esperarte. Tenási que recorrer tu camino tu solo, empezar conmigo al lado hubiera sido el camino fácil. Y si yo faltase alguna vez o pasara cualquier cosa todo sería peor para ti. Por eso decidí quedarme, Jin. Pero pensé que serías fuerte para soportarlo. Tal vez me equivoqué.
- No, las cosas me han ido muy bien. Ahora soy alguien importante entre los cantantes norteamericanos, me aprecian y me gusta estar allí. No puedo dejar que una visita a Japón arruine mi imagen allí. Pero lo que siento por ti no ha cambiado.
Se acercó a ella y la abrazó. Pero ella se separó de él de forma algo brusca. Lo hizo sin pensar. Odiaba que la abrazase alguien a quien no reconocía a pesar de amarle con cada fibra de su ser. La mirada del chico fue entonces fría. Sintió que, por un instante, le odiaba.

- No tienes derecho a decir que sientes lo mismo por mi - le dijo -. ¿Qué te ha pasado, Jin? ¿Por que no eres el de siempre? - susurró.

- Lo soy. Vamos, déjame abrazarte - la pidió, dando otro paso hacia ella.
- ¡No! ¡Tu no eres el Jin del que me enamoré!
- ¿Qué?

- Eres frío, egocéntrico, superficial. Te olvidas de mi durante casi dos años, vuelves y no me llamas si quiera y ahora dices que sientes lo mismo por mi. ¡No mientas! Ahora creo que es imposible que tú puedas sentir algo. Dudo que ni siquiera me hayas querido - musitó, dándose media vuelta para salir.

- ¿Quieres que te lo demuestre? - la preguntó, amarrándola con fuerza de los hombros.

- ¡Suéltame!

Como por acto reflejo, le golpeó en la mejilla con la mano. Él se quedó parado y la miró, con ira y odio en los ojos. Ella tembló.

- Jin...

- ¿Como te has atrevido a golpearme? - siseó -. Eres una desagradecida, Yarah. Vuelvo aquí, a verte y me haces esto.

- No estás aquí por mí - susurró ella -. No quieres nada más que alguien en tu cama mientras estés en este país del que te has olvidado, ¿no es así? - dijo, con la garganta seca -. Yo no seré tu puta, Jin.
- Habría miles de mujeres esperando para entrar en mi cama - presumió.
- Entonces elige a una a dos o a cientos entre esas miles. Pero yo no estoy entre ellas. Soy tu fan. Amo tus canciones porque expresan lo que yo recuerdo que tú eras. Pero no me pidas que te ame. Después de lo que me estás demostrando... ya no...

- ¿Tanto dices que he cambiado? A la gente le gusto así - la espetó.

- ¡Pues a mi no! ¿Qué te importa más? ¿Gustarle a la gente o gustarte a ti mismo, eh?

- No dices más que tonterías - soltó él.

- Antes ibas por casa con una sola toalla en la cintura y no pasaba nada - dijo, acercándose a él y arrancándole el albornoz cuanto pudo -. Dormíamos en una cama el doble de pequeña pero daba igual, incluso adoraba el olor a tabaco de tu piel cuando fumabas demasiado y tu me pedías perdón por hacerlo. Todo eso es lo que has perdido al subir al avión para Estados Unidos. Y veo que no lo recuperas ni aún pisando Japón. Tú no eres el Jin del que me enamoré - repitió -. Asi que no vuelvas a buscarme. No quiero tener nada que ver contigo - susurró.
Sus ojos pedían a gritos llorar pero se contuvo.
Dio media vuelta y amarró el pomo de la puerta antes de que él intentara detenerla. Salió corriendo, bajando las escaleras de los ocho pisos del hotel y salió rápidamente bajo la lluvia que había empezado a caer.
Jin miraba las gotitas de agua en el cristal con una copa en la mano y un cigarrillo en la otra. ¿Qué había sido todo aquello? ¿Qué se había revuelto en su firme interior? Empezaba a sospechar que su representante lo había hecho a propósito para joderle. Dio un largo trago al whisky y se vistió para salir. Quería visitar los peores antros de Tokyo buscando ahogarse en alcohol y tabaco. Como hacia siempre con sus compañeros en Los Ángeles para olvidar.

16 comentarios:

  1. guau.. me gusta, triste pero me gusta ^^

    ResponderEliminar
  2. Es que no ha terminado aquí, querida...

    ResponderEliminar
  3. aaaaaaaaaa ok xDDDD espero con ansia el siguiente xDD

    ResponderEliminar
  4. espero que no tardes, pero bueno si no se puede no se puede. a esperar toca xD

    ResponderEliminar
  5. Aja aja. No, entre este y la continuación posiblemente haya un relatin de Sho que tengo pensado. También tengo que darle gusto a Izumi xD

    ResponderEliminar
  6. snifsnif... suspiro, lo dicho a esperar toca xDD

    ResponderEliminar
  7. no pasa nada, ^^ gracias por darnos el gusto a todas xDD

    ResponderEliminar
  8. Me encanta la puta foto.
    El relato es perfecto (deja de llevar la contraria¬¬)

    O.O. Eso me ha pillado totalmente de sorpresa. Arigato gozaimasu~ ^-^. Pero puedes ponerle a la rubia su segunda parte si quieres, me conformo con leer. Tengo curiosidad por saber como termina :P Y ya luego mientras ella está por las nubes, puedes darme el gusto a mi :D (qué morro tengo xDD)Hontoni, arigato gozaimasu

    ResponderEliminar
  9. Me gusta daros el gusto xD Además, después de todo, sois las que más mereceis estas tonterías que hago, asi que :)

    PD. A estas horas esta en proceso la segunda parte, sí. En un rato estará subida.

    ResponderEliminar
  10. wiwiwiwiwiwiwi y por que somos las que mas nos las merecemos??? O.O doste??? xDD
    que ganas ^^ asias por cederme el turno Izumi, si me sale algún relato así chulo(cosa que dudo..)te lo dedico ^^

    ResponderEliminar
  11. Porque vosotras me haceís sonreír a mi, y yo quiero haceros sonreír a vosotras, por eso os lo mereceís.
    No es ceder turno, realmente me salió antes el relato de Jin que el de Sho, asi que u.u
    Espero que sepais que cada relato está dedicado a vosotras aunque no lo ponga, ¿eh?

    ResponderEliminar
  12. Hija mia, se me saltaban als lagrimas con los dos relatos xDDD así que no creo que haga falta decir mucho mas.
    Te haré sonreir tantas veces como quieras, tanto a una como a otra, y ante todo os obligaré a levantaros cuadno encontréis piedras en el camino xDDD
    P.D.: si lo se muy esstilo Mika.(=P)

    ResponderEliminar
  13. ¿Sabeís que estoy en esos días, por lo que mi sensibilidad se dispara, perras?
    Cada relato es único e impresionante. Y cada relato más ganas nos da (por lo menos a mi) de leer algo nuevo tuyo.
    Oye! no me dejeis atrás, que aparte de decir bobadas las 26h del día y de pegarme como una lapa, también estoy para vosotras cuadno querais =)

    ResponderEliminar
  14. Yo me evito decir nada. Las obviedades no acostumbro a repetirlas constantemente asi que ya está.

    ResponderEliminar