domingo, 24 de abril de 2011

Y no volveré a mirar al cielo...

http://www.youtube.com/watch?v=M71Jq0DeoP4&feature=related

Y no llovió. Gracias, Virgen de la Soledad, por al menos escucharnos ayer cuando desesperadas, otras hermanas y yo fuimos a rogarte por salir en un día como hoy.

http://www.youtube.co
m/watch?v=M4dIxrk8rDU&feature=related

Ha habido momentos de desacuerdo, de risas y de tonterías, además de momentos para comer y bailar (sobretodo con las pachangas que se montan los de la banda de las Siete Palabras).

http://www.youtube.com/watch?v=ba6L4W0JuZ8&feature=related

Hemos sufrido un año más el calvario del "tentemozo" estropeado, aunque llevábamos a un chico de las Siete Palabras, al que bauticé como el "chico del tentemozo", que siempre nos lo sujetaba.

http://www.youtube.com/watch?v=HQNHymsy4J8&feature=related


Nuestros ojos al final fueron molestados por el sol que
salió cuando la procesión iba de recogida. Nada podía pararnos entonces. La emoción era demasiada ya.

http://www.youtube.com/watch?v=y5x_W6RKKDY


Pero el final llegó. Solo nos queda esperar por otra Semana Santa que sea capaz de superar el desastre desesperanzador de este mal año.

http://www.youtube.com/watch?v=AA1OuGPP8G4



Hermanos, que sea Enhorabuena.

viernes, 22 de abril de 2011

Día a Día.

Así se acaba la Semana Santa. El final está cada vez más y más cerca ya. Un día tras otro, la lluvia está de por medio entre la esperanza de las personas y sus ansias tras un año entero de ver procesionar en todo su esplendor esos pasos y figuras que forman parte de sus cofradías semanasanteras. No se si es que a León le ha mirado una manada de tuertos o quién quiere jodernos, pero desde luego, es una desgracia tener que pasar por ello. Se de sobra que León es el norte, que aquí siempre llueve, lo tengo asumido. Lo que no puedo entender es que esa lluvia caiga absolutamente todos los días, sin excepción, máxime después de la semana de calor que tuvimos antes. Es injusto, que nadie diga que no. Estoy convencida de que si la Semana Santa fuera en Julio, llovería también. Qué desastre más grande, ver como los hermanos mayores y seises de la cofradía se ven obligados a suspender las procesiones mientras que los hermanos braceros se llevan las flores de los pasos sin siquiera haber tenido la oportunidad de llevarlos a hombros. Hay miles de historias tras las lágrimas de los papones pero todas se vuelven una cuando la iglesia cierra sus puertas con ellos dentro para protegerlos de la lluvia. Cierto que las lágrimas no arreglarán nada. Pero la rabia, la frustración y el dolor de haber mantenido la esperanza a pesar de saber que esto iba a pasar, tiene que salir de alguna forma, aunque sea en forma de llanto.



"A veces olvidamos las cosas importantes por un instante, y eso nos hace desear no ser quien somos ni sentir como sentimos."

miércoles, 20 de abril de 2011

Noche Eterna.

La felicidad no existe. Ni Dios tampoco. Y si existe, es solo para reírse de como nos jode a los humanos normales y corrientes. Nada puede doler tanto como una esperanza frustrada después de tanto tiempo sintiéndose en el corazón. Parece ser que las cosas nunca pueden salir bien por una vez cuando tienen que salir bien. La ley de Murphy lo dice, sí. Si algo puede salir mal, saldrá mal. Y sale.
Harta de aguantar, hundida hasta la coronilla en el fango, intento luchar por sobrevivir. Porque seguir adelante es lo único que le queda a alguien que solamente sabe llorar.

martes, 19 de abril de 2011

Improvisación.

Volvió a mirarle. Seguía totalmente dormido, despanzurriado en la cama y enredado en las sábanas. No entendía como un asesino podía dormir como un bebé. Se acercó a él y le miró de cerca. Pasó los dedos por su espalda, sobre el tatuaje, mientras él respiraba suavemente. Esperaba poder volver antes de que desayunara, porque el chico hacia unas tostadas increíbles. Se agachó sobre él y le besó la frente. Él odiaba que hiciera cosas como esa porque temía pornerse colorado como un crío, por eso aprovechó que no podía quejarse para hacer lo que la diera la gana. Cogió las llaves del coche y...



De nuevo, inevitable. La primera procesión de la Semana Santa de los negros pasada por agua. Estábamos tan bien, tan lejos de la Iglesia, tan contentos. Pero empezó a caer sin piedad. Nunca olvidaré las carreras con la cruz a cuestas y los niños siguiéndonos, porque el fenómeno de mi compañero sabe lo que hacer en casos como este. Así como tampoco olvidaré cuando me abrazó y me pidió que me tranquilizara. Supongo que me calmé. Después de llorar un poco, todo volví a verlo desde mi filosofía de mejor reír que llorar. Ahora solo queda mirar al cielo de mañana y volver a rezar a quien quiera que esté escuchando para que no se nos joda una Semana Santa más de esta manera.




Y todo se tiñe de negro y agua...

domingo, 17 de abril de 2011

Buscando y buscando, pero es algo que no encuentro.


A veces no es necesario que se acuerden de ti. Otras, solo es algo que deseas y nunca sucede. La Semana Santa ha empezado. Deseado, precioso, pero también doloroso. Y es que solo esta época es capaz de hacerme bajar a la Tierra. No quiero, pero no puedo evitarla. No se puede hacer nada. El dolor no es algo que nadie pueda controlar ni mantener alejado de su corazón.


No ser nadie para ser recordado por alguien. No ser visto por alguien por no ser nadie.


Y solo puedo...

miércoles, 13 de abril de 2011

Sore ga mondaida.

Kazuya se frotaba las manos aunque no había tocado la sangre, pero la sensación de los guantes de látex en la piel la odiaba. Miró de rojo a Kira. Sus manos estaban bajo el chorro de agua del grifo pero no se movían. Vio que tenía la mirada perdida. Suspiró y se colocó detrás de ella, pasando los brazos por delante de ella y llegando a sus manos. Ella se sobresaltó pero no se movió mientras Kazuya frotaba las manos de la chica con las suyas y con un poco de jabón que pronto hizo burbujitas. La chica reaccionó y tragó saliva.
- ¿Ni siquiera sabes lavarte las manos apropiadamente?
- Gracias - susurró ella -. Antes de que llegaras pensé que me moriría yo también.
- ¿O sea, que querías que yo llegara y también te hiciera el boca a boca a ti? - preguntó, mientras se apartaba y cogía una toalla, tendiéndosela a ella.
- No digas tonterías - saltó, mientras se secaba las manos rápidamente -. Eso no es...
El cuerpo de Kazuya la acorraló contra los lavabos. El chico la acarició la cara suavemente y apartó un mechón de pelo de su cara. Había sudado tanto como él o más, y todavía estaba algo alterada. No es que se fuera a aprovechar de la situación, pero quería consolarla de alguna manera. Entonces se agachó sobre ella y la besó suavemente. Rozó sus labios una vez, dos y tres, pequeños roces que hicieron que ella se abandonara a sí misma por un instante.
Al separarse de ella, la miró a los ojos. Ahora, la veía además desconcertada.
- ¿Por qué...? - preguntó, pero él puso su dedo índice sobre los labios de ella.
- Es el precio por salvar a tu amiga - susurró.
Ella solo asintió. Él no esperaba que lo admitiera así, sin más. Por lo que ladeó un poco la cabeza y sonrió dulcemente. Una vez, solo una vez. Sonrió de esa manera solo para que ella se calmara un poco.
Sabía que la chica había pasado por un mal momento y aunque no fuera a decirlo, quería reconfortarla y la verdad era que no sabía muy bien como.
- Kazuya... ¿puedo abusar un poco más de ti? - le pidió entonces -. ¿Puedes abrazarme?
El chico no se movió, solo se quedó mirándola. Ella se sintió como una tonta y sonrió de forma vaga, mientras se apartaba de él.
- Perdona. Por ser una estúpida, perdón... - dijo, mientras intentaba salir del baño.
Entonces el pelinegro la sujetó de la muñeca y se giró sobre sí mismo para hacerla caer entre sus brazos.
La rodeó con fuerza, acercándola a su pecho. Ella apoyó la cabeza en el hombro y de él y rodeó su cintura, mientras él colocaba una mano en su cintura y otra en su espalda.
- Kazuya, ¿puedo llorar?
Él solo asintió levemente y luego la abrazó más fuerte mientras empezaba a sentirla sollozar. Poco a poco todos esos sentimientos que había acumulado durante las últimas dos horas salieron en sus lágrimas, las que Kazuya recogió antes de volver a la sala de interrogatorios.




Esa es la cuestión. Tener un examen el jueves antes de Viernes de Dolores. Eso sí que es un puto dolor. ¿Cómo se puede ser tan retorcida de ponernos un examen ese día? Maldita. Si ya la odiba antes, ahora encima más. Además, si es que voy a suspender su estúpida pero jodida asignatura, coño, ¿qué más da ya? Ays, en fin. Ayer fue el cumple de Pablo. Espero que recibiera mi sms, porque como haya cambiado de móvil, lo mataré.
Lo único bueno del momento es que estoy enfrascada en un proyecto muy interesante y novedoso en mi forma de ver una historia y de escribirla y eso me tiene muy animada. Espero que salga bien y esas cosas. No te preocupes, Ryo, no me olvido de ti. No después de todo lo que me has dado existiendo en mi cabeza.







"Echaba de menos las miradas de Kazunari. Pero amaba las de Kazuya."

domingo, 10 de abril de 2011

Bonita forma de soñar.

Mientras se duchaba escuchó el ruido de la puerta. Ellos habían vuelto. Aún secandose el pelo y con una toalla anudada a la cintura bajó al salón. La chica estaba sentada en el sofá con un libro en la mano y el pequeño Sakurai se revolvía en sus brazos. Con apenas seis meses, el bebé tenía una vitalidad increíble. El pelinegro, sonriendo, se acercó a ella y se agachó a besarle los labios antes de coger al pequeño y sentarse en el sofá, apoyando el cuerpo del pequeño en su pecho desnudo. El niño se acomodó en el pecho de su padre y se quedó relajado, escuchando probablemente los latidos del corazón de él. El hombre de ojos claros sentía la manita del bebé rozarle la piel y no era capaz de borrar la sonrisa de su rostro. Además la chica les miraba como embelesada a los dos. Él la acercó a su cuerpo y la besó al frente.
- Gracias. Por darme el regalo más bonito que un hombre puede desear - la susurró.
- Ahora, vosotros sois los hombres de mi vida - sonrió ella, alcanzando de nuevo sus labios.
- Y los dos cuidaremos de ti, ¿verdad, pequeñín? - le preguntó al bebé, que solo hizo un sonido de ronroneo que hizo sonreir a sus padres.
- Creo que llegarás tarde - comentó ella entonces.
- Por momentos como este merece la pena que el líder me eche la bronca - dijo, acariciando la pequeña cabeza del bebé.
El pequeño parecía estar muy a gusto recostado por completo en el pecho desnudo de su padre y solo sus manitas inquietas mostraban la gran energía que ese niño tenía dentro. La chica se levantó para salir a la cocina y antes de atravesar la puerta se giró a mirarles. El niño había levantado un poco la cabeza y ambos se miraban fijamente, como reconociéndose en los ojos del otro, del mismo color claro. El pequeño sostenía el dedo de su padre en su mano y hacía sonidos parecidos a carcajadas que hacían que el pelinegro sonriera cada vez más, con la felicidad rezumando en sus ojos. Si tuviera qu elegir el recuerdo más bonito de su existencia, sin duda alguna, sería esa.





Estudiar. Esa palabra maldita que la carga el demonio. Nunca me gustó. Siempre fue un suplicio aunque realmente estudiar lo que es estudiar, no se lo que es eso. Solo se leer, subrayar, y hacer buenos resumenes. Nada más. Ni siquiera memoria fotográfica. Lo único bueno es la imaginación. Mi capacidad para divagar es mi mayor (y única) virtud.
Ahora solo falta la Semana Santa. Todo está preparado. Mi habitación está tan inundada de túnicas, capillos, capas y trajes que apenas veo de refilón el poster de mi amor pequeño de metro ochenta y dos.

Y después de que pase y vuelva a pisar la realidad, que todo vaya rápido y sin dolor, por favor.






"Al final del final donde nuestro amor se une, nace la eternidad."

viernes, 8 de abril de 2011

Y todo fue tu mentira.

El mundo es muy grande. Pero ella se sentía pequeña. Se sentía nada en la inmesidad de lo eterno. Su voz en silencio gritaba rogando por unos brazos que la abrazasen sin dudar, sin vacilar, sin compasión, solo con cariño, dulzura. Alguien que se llevara aquel dolor solitario que palpitaba en su corazón y marchitaba cada vez más su joven pero envejecida alma.
Cada vez que miraba al cielo en la pequeña ciudad, pensaba que habría algo más allá de aquella inmesidad azul que no podía tocar con las manos.
http://www.youtube.com/watch?v=nXGBV-614bc
Ella escuchaba canciones. La música a veces parecía formar parte de su encanto olvidado. A veces reía y otras lloraba. A veces perdía de vista lo importante y otras protegía ese tesoro que tenía. Nunca se perdonaría el no ver su camino seguir. Era demasiado obstinada. Pero, ¿alguien la conocería de verdad? ¿Alguien la comprendía o la comprendería algún día? Algún día, para alguien, en algún lugar y por alguna razón. Eran muchas preguntas al aire, muchas indecisiones. Ella no lo soportaba más. Porque en el gran mundo al que parecía pertenecer, no hay un lugar para ella. Porque solo dolor encontraba en su camino. Porque no podría superarlo. No sola. Porque una persona que ansía el amor con cada expiración que hace, no puede sobrevivir sin él sin morir antes de seguir.

sábado, 2 de abril de 2011

Rusian Roulette.

¿Por qué nadie dice nunca basta ya? ¿Por qué siempre es "todo está bien", aun cuando es mentira?

Es complicado acostumbrarse a descubrir tu propio interior, darte cuenta de que la pompa de jabón, luces, colores y risas en la que vivías, se revienta de un golpe. Y lo que te espera fuera se llama realidad. Y que no te engañen; es cruel, muy cruel. Nunca pensará en lo que sientes, nunca hará lo que desees, nunca te apoyará. Maldita realidad. Solo hay una cosa que puede salvarte de sus garras, pero es demasiado utópico como para llegar a ello.
Así pues, hay que afrontarlo o morir en el intento. Nunca dejarse vencer. Porque si no, ¿de que te sirve jugar tu vida?

Los recuerdos no son trastos que se tiran dentro de un saco sin fondo en el que se acumula polvo. Porque cuando haces eso, quien está en ellos puede sufrir. Tal vez esa persona no quiera caer en el olvido de un corazón que se aleja de ella. No es justo que solo de una parte de tus recuerdos te deshagas como la espuma del champán después de abierto. ¿Por qué? A veces la gente también necesita que los demás esperen por ellos, que den el paso adelante, sentir que alguien los necesita sin necesidad de gritar la pregunta al aire. Y aún así, lo peor de todo es que cuando se espera estar en el corazón y los recuerdos de una persona y no es así, puedes hacer dos cosas. Olvidarla a ella también y sacarla de tu corazón. O seguir esperando. Esperando a pesar de sufrir. Esperando por siempre. Porque siempre, es siempre.