domingo, 27 de febrero de 2011

Bajo la lluvia, te esperé.

Por fin había terminado aquella insoportable y soporífera clase de horas seguidas en las que el profesor listillo les había pillado y les había puesto una película demasiado larga y aburrida como para mantenerse despierto y atender. Para ver películas ya tenía ella su casa, su sofá y sus gustos cinematrográficos.
Llegó a casa con unas ganas enormes de meterse en la bañera llena de agua caliente y aquellas sales con olores tan dulces que el chico le había regalado. Pero al entrar en la habitación se encontró al chico de ojos claros tumbado sobre la cama, boca abajo, con la toalla blanca anudada a la cintura y los brazos extendidos a los lados. Parecía totalmente agotado y dormido. Ella sonrió y se acercó sin hacer ruido. Se sentó a su lado y le acarició el pelo que le caía suavemente sobre la cara hasta apartarlo. Besó su frente y después su mano bajó despacio por su espalda desnuda. Él pareció ronronear en sueños y ella se mordió el labio, esperando no haberle despertado. Pero no se movió más. La chica deslizó la mano por sus músculos, rozándolos suavemente con la yema de sus dedos. Su piel estaba un poco fría del agua de la ducha. Sonrió antes de besarle el omóplato ligeramente y después apoyar allí la frente. Siguió deslizando la mano hacia abajo hasta llegar al tope de la toalla y después, volvió a subir. Hizo el recorrido de nuevo pero esta vez, con sus labios. Fue buscando cada recoveco de sus huesos, cada zona de su columna vertebral.
Él volvió a ronronear dulcemente y sonrió contra la almohada.
La chica se acomodó más en la cama y buscó aquellas marcas de nacimiento, aquellos pequeños lunares que formaban un pequeño mapa en su piel que ella recorrió a besos. Cuando poco a poco se movió hacia su costado, él cambió de postura y se colocó de costado, pasando el brazo por los hombros de ella para abrazarla contra su pecho. Ella pataleó un poco mientras reía y se aferró a su cuerpo. El chico de ojos claros respiró hondo el aroma del pelo largo de la chica y la besó. Ella le besó el cuello y enredó las manos en su pelo moreno.
- ¿Te desperté? Lo siento - le susurró.
- Si todas las veces que te apetece despertarme lo haces así, entonces no sientas nada, niña - sonrió el chico -. ¿Cómo estás?
- Cansada. Pero ahora aquí estoy tan agustito - dijo, acercándose todavía más a él.
- Vale, pues cierra los ojos - la musitó, besándola los ojos -, y duerme un rato.
- ¿Sin desvestirme?
Él soltó una ligera carcajada.
- Eso lo haré yo cuando vuelvas a despertarte - murmuró, besándola la oreja entre el pelo y entrelazando en su melena los dedos -, pero ahora, descansa un ratito aquí, conmigo.
Ella solo asintió con la cabeza y apoyó la frente en su hombro, cerrando los ojos. No tuvo frío, el calor de su cuerpo la arropó mejor que sus propias mantas y la luz de aquel atardecer desapareció de la habitación apenas un par de horas antes de que volvieran a abrir los ojos para mirarse otra vez.
- Buenas noches - susurró él, apartándola el pelo de la frente antes de besarla.
- Hola - sonrió ella, besándole el lunar que tenía en el cuello bajo la mandíbula -, chico de ojos claros.





Bueno, ahora las ilusiones cambian de bando. De repente voy a salir con mi hermana en Semana Santa pujando las dos el mismo paso. Que depresión, joder, ella va unos cuantos brazos delante de mí. Si es culpa mía, por abrir la bocaza. Esta vez no ha habido suerte con la cámara fuerte, el préstamo no es posible, pero probaré de otra manera y sino, me aguantaré. En fin, lo tengo asumido.
Y no pienso parar hasta descubrir qué se esconde detrás de esos malditos coros. Lo juro. Porque ahí hay algo que no funciona. O eso, o es mi cabeza, lo cual también es probable, porque estoy como una cabra. Y también hipersensible, ahora me da por llorar con un dorama de animalitos. Nunca creí que diría que me gustaba, pero es super bonito y conmovedor. También quiero ver a ese pedazo de liante volver a mangarla en el Liar Game, el juego del mentiroso.

Pero ahora, tengo que hacerme una túnica nueva. Dios, qué (pocas) ganas tengo. Pero, ¿qué le voy a hacer? Pues nada. Solo espero que merezca la pena.





"Una farola que se enciende al pasar."

sábado, 26 de febrero de 2011

Sin recuerdos el olvido.

- ¿Sabes lo que es ser débil?
- ¿Por qué dices algo así?
- Porque así me siento.
- Tú no eres débil.
- ¿A no? ¿Entonces como llamas tu a alguien cuyas convicciones e ilusiones son puestas en entredicho y entonces reniega de ellas?
- Indecisa. Preocupada.
- Eso no es cierto.
- Lo es. Indecisa porque llega a no saber si lo que han dicho sobnre sus convicciones es cierto o no y por ello se preocupa demasiado y al final no tiene ni idea de que hacer.
- O estúpida por tener en cuenta las opiniones de los demás.
- Eso es saber escuchar, más que estúpida.
- No vas a arreglar el cómo me siento con palabras. Lo siento.
- No lo sientas, ya lo se. Pero hay algo que quiero decirte. Y es que si antepones su opinión a tus ilusiones, estás perdida.
- Lo se. Porque ya he perdido mis ilusiones. Y eso es precisamente lo que me ha hecho débil.






No tiene remedio, supongo. Ahora pienso muchas veces en eso de "si tuvieramos tanto dinero..." pero jamás, jamás pienso plantearme escribir solo para ganar dinero. Iría en contra de mis principios y de mí misma. El día que haga eso, estaré acabada. De toads formas, no lo conseguiría pero bueno. Como realmente es lo único que se hacer, por eso lo pienso. Pero es inútil. De veras no puedo ir contra los sentimientos que tengo sobre esto.
Pero joder, yo la quería. Ahora, de verdad me doy cuenta de lo importante que son las ilusiones y los sueños. Hasta que se frustran de golpe, llevándote al olvido junto a ellos.






"Enséñame cómo curar este dolor sin derramar una sola lágrima."

miércoles, 23 de febrero de 2011

Como en un sueño, detén el tiempo...

El fuego chisporroteaba suavemente frente a sus ojos, dejando el reflejo de las llamas en ellos. Estaba sentado en el sofá marrón claro a juego con las moquetas y paredes de aquella cabaña de aspescto rústico, apoyado contra el respaldo. De pronto las manos frías de la chica le taparon los ojos. Sonrió.
- No los abras - le susurró.
Entonces los cubrió con un trozo de tela suave. Él se movió un poco y ella le abrazó por la espalda con fuerza.
- Shh. No pienses. Solo - le besó la oreja -, siente.
Él tragó saliva. Sintió como la chica se movía y se sentaba en el sofá, a su lado. De repente, notó algo sobre los labios. Abrió la boca y lo lamió. Era el dedo de la chica untado en algo muy dulce.
- ¿Qué es? - le preguntó.
- Chocolate - susurró él.
- Premio.
Ella sujetó la mano del chico y la llevó hasta su pierna, dejando que rozase su piel. Él respiró hondo. ¿Así que, así funcionaba el juego? Sonrió y se lamió los labios como siempre. Sabía que la encantaba. Sintió los dedos de la chica enredarse en su pelo moreno y se dejó llevar. Notó la piel de la chica muy cerca, respiró hondo y el aroma de ella le inundó. Sus labios llegaron a rozar lo que supuso sería su clavícula y la lamió, pues sus labios se quedaron pegados en su piel porque había algo allí untado.
- Caramelo - murmuró él, sonriendo contra su cuello.
La risita que ella dejó escapar le dio a entender que había acertado. Ella le sujetó de nuevo la mano y la llevó suavemente hacia arriba por su pierna, llegando a detenerse bajo los primeros centímetros de su camisón de seda. Le sujetó la mano que tenía libre y la posó en su cadera sobre la suave tela. Él se movió más cerca de ella y se dio cuenta de que había acabado sentado entre las piernas de ella. Sentía cierto nerviosismo ante la situación que hacía que su corazón latiera rápido.
Ella sujetó su rostro con ambas manos y él espero hasta sentir algo pegajoso en los labios. Abrió la boca y lo lamió otra vez. Notó como la chica se reía. Besó la zona que había lamido y se dio cuenta de que era la nariz de ella.
- Tienes la nariz fria - susuró con una risa, mientras tocaba la nariz de la chica con la suya -. Y eso, era nata.
La chica sonrió y se agachó sobre él a besarle. El chico saboreó sus labios y, junto con su saliva, notó un sabor dulce. Se relamió antes de decir qué era.
- ¿Qué pasará si me equivoco de ingrediente?
- Que me alejaré de ti - susurró ella.
- Es sirope de fresa - dijo entonces.
Ella sujetó la mano de él y siguió subiendo por su cuerpo con ambas manos. Él se acercó aún más a ella y apoyó la cabeza en su hombro, besándolo. Sus ojos no eran necesarios para sentir por completo a la chica. Sus manos sentían cada rincón de la piel suave de chica y podía distinguir dónde tocaba con solo rozar. Su olfato le excitaba más que cuando veía, porque el aroma de la chica invadía sus pulmones cada vez que respiraba. Escuchaba los suaves jadeos que dejaba escapar la chica cada vez que la tocaba y sentía que cada vez quería tocarla más y más, seguir haciéndola jadear y gemir por él. Abrió la boca y empezó a besar y lamer la piel que encontraba a su paso. Sintió el pelo de ella rozarle la cara y entonces la chica le empujó suavemente hasta que apoyó la cabeza en el cojín que tenía detrás. Después solo sintió como ella se subía sobre él, sobre sus caderas, se pegaba a su cuerpo cada vez más y más hasta que sus labios le rozaron el oído, bajaron por su cuello. Deslizó las manos por el interior de su camiseta y se la quitó. Sintió como seguía dejando besos por su cuerpo, nunca había notado el calor que despedían sus labios y le encantaba darse cuenta de aquellos detalles.
Y al final, no fue solo el fuego de aquella chimenea que iluminaba el salón de la cabaña el que calentó ambos cuerpos tendidos sobre el cómodo sofá.

Estaban sentados frente a la chimenea de piedra. El fuego seguía encendido.
- Es como si nosotros lo hubieramos alimentado, ¿verdad? - susurró ella, dejando caer la cabeza hacia atrás para apoyarla en el hombro del chico.
- Nuestro fuego es mucho más cálido que este - susurró el chico, besándola el pelo y bajo la oreja.
El chico estaba sentado en la moqueta, apoyado en el sofá. Ella estaba entre sus piernas, con las rodillas recogidas hacia su pecho. Y ambos estaban tapados por una sábana que se cerraba frente a la chica. Bajo ella solo se veían los hombros desnudos de los dos y los brazos fuertes del chico rodeando el cuerpo blanquecino de ella.
- Feliz cumpleaños - ronroneó.
- Cierra los ojos y duerme un poco - la susurró él -. Yo cuidaré de ti - sonrió.
Apenas esbozó una sonrisa, ya estaba cayendo en un profundo sueño del que no despertaría hasta que, después del amanecer, sintió un suave olor a café recién hecho...





Autoescuela - 7 puntos. Dios mío, que complicado es esto, los test son la cosa más traicionera del planeta, ¿eh? ¿Fáciles? ¡Ja ja ja! Ni de broma.
De todas formas, en clase sigo escribiendo, o sea, sin hacer nada de lo que se supone que tengo que hacer y siento que cada vez es más inútil, madre mía.
Me ha sorprendido que estas cosas que parecen salir como ríos de mi cabeza puedan gustarle a alguien. Me gusta que eso pase. Me reconforta saber que no soy una simple inútil. Me siento bien.




"No temo al futuro que no he visto aún, sólo creo en el mundo frente a mis ojos."

lunes, 21 de febrero de 2011

Entre quien fuiste y serás, lo esencial es el que soy.

El olor que inundaba la habitación era un suave aroma dulce que salía de las velas que adornaban todo el cuarto, mezclado con un pequeño olor floral de los pétalos frescos de rosa que estaban esparcidos sobre la cama. La habitación estaba completamente a oscuras excepto por las pequeñas llamas que se repartían por diversos puntos del suelo y las mesillas. Estar privados de su sentido de la vista había agudizado aún más el resto de ellos. El colchón se movió bajo su peso. Lo primero que sintió fue la mano del chico rozar su rodilla, que era lo que más cerca tenía. Ella buscó su cuerpo, llegando a encontrarse con su brazo primero. Lo recorrió y llegó hasta su nombro desnudo. Sintió la mano del chico subir desde su rodilla por su pierna, levantando el camisón de seda y metiéndose por debajo, rozándola suavemente, hasta llegar a su punto medio. Ella, desnuda bajo la seda, soltó un jadeo. La piel del chico estaba fría, pero pronto entraría en calor al contacto con la pasión de la chica. Se movió rápidamente para quedar más cerca de él y poder enredarse en su cuello. Él, con la mano libre, deslizó el camisón de la chica fuera de su cuerpo. Su instinto le llevó a encontrar el cuello de la chica y a besarlo, mientras bajaba dejando un reguero de besos hasta llegar a su pecho. Ella se agachó al sentirle rozar sus puntos más sensibles y le lamió la oreja, mordiéndola suavemente y ronroneándole al oído. Las manos de la chica buscaron la piel de él, descendiendo por su pecho, bien formado, delineando cada músculo. Se apartó de él para poder bajar por su cuerpo como había hecho antes pero esta vez, rozándolo con sus labios, con su saliva, con su aliento. Él sintió una fuerte excitación al darse cuenta de que ella había bajado tanto que ya estaba frente a sus caderas. Ninguno de los dos veía qué hacía el otro o cual era la expresión de su cara, puesto que ambos llevaban los ojos vendados con un trozo de tela negro. Pero aquello, lejos de molestarles, solamente les excitaba más. De pronto ella luchó por tomar el control. Él no se movió y solamente se dejó hacer por ella. La chica le empujó hasta apoyarlo contra el cabecero de la cama. El chico de ojos claros solamente sintió como ella se movía y de pronto, estaba sentada directamente sobre él. Soltó un gemido. Ella le cerró los labios mordiéndole a la vez que le besaba con pasión. Poco a poco empezó a mover las caderas con suavidad, provocándole la reacción que buscaba. Él se aferró a la cadera de la chica empezó a lamerle el cuello, subiendo hasta la oreja.
- Voy a llevarte al cielo - la susurró él entonces.
- Contigo bajaría al mismísimo infierno si hiciera falta - jadeó ella.
- Relájate, déjate llevar y solo - jadeó contra su oreja - siente.
Un grito de placer. Y amaneció. Podía abrir los ojos, ya no tenía la venda sobre ellos. Recordaba como él se la había quitado por la noche tras hacer el amor, mientras susurraba que necesitaba ver sus ojos brillar tras haber liberado aquel más que incontenible placer. Parpadeó varias veces hasta acostumbrarse a la luz. Apartó las sábanas de su cuerpo y se dio cuenta de que eran diferentes a las que habían visto la pasión que habían derrochado aquella noche. Probablemente fuera él, cuando se durmió sobre su pecho, quien las cambió. Además de que no estaba desnuda, sino que aquella preciosa camisa blanca de botones negros cubría su cuerpo por completo. Miró en el lavabo, pero él no estaba. No la gustaba despertar y que sus brazos no la estuvieran sujetando con fuerza. Echaba de menos sus ojos claros.

Ver las nubes le tranquilizaba. Aún sentía como ella se estremecía entre sus brazos y gritaba su nombre. Sonrió. Al final no había sido tan mala idea. No, si encima tendría que darle las gracias a esos cuatro metomentodo por aquello. Respiró hondo y el aire puro de la montaña entró en sus pulmones. Entonces sintió un empujón por detrás y se sobresaltó. Giró la cabeza y vio la enorme sonrisa de la chica allí, en su hombro, mirándole fijamente. Sus brazos pasaron entre los huecos de su cuerpo y sus brazos, arqueados porque tenía las manos metidas en los bolsillos del pantalón. La chica se apoyó en su espalda y se aferró más él. Él sacó las manos de los bolsillos y acarició las manos de ella, mientras echaba la cabeza ligeramente hacia atrás y la apoyaba en la de ella con suavidad.
- Buenos días, amor - susurró, cerrando los ojos.





Definitivamente, si no soñara con conducir, no soportaría lo soporifero de las clases y eso de dar hoy el tema 5, mañana acabamos el 8 y hoy, el ¡15! Madre de dios. En fin.
Esta mañana me he levantado muy mal y he llegado tres minutos tarde a clase. Me he encontrado con ocho compañeros que llegaban como yo, tres minutos y medio tarde. Y entonces la (zorra) señora que nos da clase, ha dicho que no podíamos pasar. ¿Y para eso madrugo yo? ¿Tanto la hubiera costado decirnos que una y no más? Nunca avisó de que al llegar tres minutos tarde no se podía entrar. De todas formas, he bostezado mucho después, me aburría. Y es que cuatro horas de clase por la mañana son matadoras. He escrito como cinco hojas sin darme cuenta en medio de clase. Era un no parar, ya ni siquiera levantaba la cabeza para mirar al tipo que me estaba contando no se qué de las concepciones del hombre según los dioses y la mitologia y luego decía cosas de filosofía que preferí ignorar. A veces pienso que me paso, pero es que me pongo y últimamente es un no parar. Incluso he seguido con Jun e Izumi un poco bastante más. Si es que mis neuronas se estimulan a veces y pegan estirones después de las paradas y el tiempo que me paso en blanco sin sacar nada bueno. Creo que también están algo borrachas mis neuronas desde hace algún tiempo, ¿eh? Porque van y vienen a su antojo y yo cada vez estoy más loca y esas cosas que pasan cuando tus neuronas se lo pasan pipa dentro de tu cabeza.

Y sinceramente, que sigan celebrando lo que estén celebrando, que yo estoy muy bien así.





"Entre el ayer y el mañana, lo que importa es el hoy. Entre el infierno y el cielo hay siempre un punto intermedio. Y entre el nacer y el morir, un libro en blanco de sueños que tú, con tus actos, vas escribiendo."

viernes, 18 de febrero de 2011

Cosas como "perdona" o "no llores" me hacen querer abrazarte...

- ¿Estados Unidos? ¿Qué demonios se supone que significa eso, eh?
La noticia había sido demasiado impactante. Y lo peor de todo es que no se había enterado por él precisamente.
- Lo siento, supongo que tenía que habértelo dicho a ti la primera pero...
- ¡Tu ambición puede más que yo y todo lo que sea que sientas por mí, lo se! - le gritó -. Pero precisamente por eso me esperaba un poco más de consideración por tu parte, maldita sea.
- No sabía como hacerlo - aseguró.
- Podrías haberlo intentado al menos - siguió la chica -. Te juro que sería capaz de matarte ahora mismo.
- Espera - dijo él, sujetándola de la muñeca antes de que se fuera -. Ven conmigo.
- ¿Ah?
- A Estados Unidos - repitió -. Ven conmigo.
- ¿¡Qué!? - soltó -. ¿Estás de broma? - Pero la voz del chico no parecía bromear.
- No. Es en serio. No quiero separarme de ti.
- Pero tuviste que decidir entre la música o yo y decidiste seguir a la música allá donde te llevase, ¿no es así?
- Sí, pero... la música no puede venir a mi, soy yo quien tiene que ir a buscarla. En cambio tu...
- Yo puedo ser la estúpida de turno que te siga a ti, ¿verdad?
- Haces que todo suene tan mal - suspiró él -. Si te digo esto es porque de verdad quiero estar contigo.
- Eres un maldito egocéntrico - le dijo entonces -. ¿Y qué hay de lo que yo quiero, eh? ¿Te has dado cuenta, te has parado a pensar un momento en lo que yo siento?
- No me pidas que haga cosas así, sabes que se me dan demasiado mal, por favor.
- Con excusas como esa he seguido creyendo en ti hasta hoy, ¿sabes?
Ella se zafó el agarre pero él la sujetó de los hombros y la acorraló contra la pared, apoyando su cuerpo en ella para que tuviera forma de escapar.
- Suéltame.
- Te necesito. ¿Cómo necesitas que te lo diga? ¿Cómo necesitas que te lo demuestre, eh? - le preguntó.
- Podías habermelo dicho, simplemente eso - susurró ella -. Haber dicho adiós.
- No quería herirte antes de tus examenes, idiota - la dijo, apoyando la frente sobre la de ella.
La chica se dio cuenta entonces de que esa misma mañana había hecho su último examen de semestre. De repente, se sintió como una verdadera imbécil.
- Déjame, por favor - musitó.
- No te culpes por todo lo que has dicho. Tenías razón, tenía que habértelo contado. Pero al decirte que me iba también quería proponerte de veras que vinieses conmigo y lo dejaras todo. Con ese lio en mente, no hubieras sido capaz de escribir ni tu nombre en los examenes, ¿no es verdad?
- Perdóname - susurró, cerrando los ojos. Un par de lágrimas resbalaron por su rostro. Él las apartó con los labios.
- En serio deseo que me acompañes. Porque quiero que todo el mundo me vea en la ciudad de Los Ángeles paseando contigo de la mano y sientan envidia. Porque se que echaría de menos estar haciendo el amor contigo y tumbarme sobre tu pecho con el oído sobre tu corazón y a cada latido rozarte suavemente los labios y hacer círculos sobre ellos mientras te susurro al oído la sensación que me produce hacer eso - dijo, sin apartar ni un solo segundo los ojos de los de ella -. Porque parte de mi música y de mí, eres tú.
- Si me dices esas cosas yo... no quiero negarme, pero...
- No te preocupes. Aún tienes tiempo para pensarlo. No quiero que te precipites. No quiero que te equivoques y tomes el camino incorrecto por mí, ¿vale? - la dijo, acariciándola la cara con ambas manos -. Pero nunca lo olvides, pase lo que pase y decidas lo que decidas. Yo te quiero - susurró.
El chico buscó sus manos y entrelazó los dedos con los de ella un momento antes de abrazarla contra su pecho y acariciarla la espalda. Deslizó los dedos entre el pelo de ella y se aferró con fuerza a su cuerpo.
- No quiero perderte - musitó ella contra su hombro, sin mirarle -. No me lo perdonaría.
- No me perderás. Pase lo que pasé, siempre estaré contigo, te lo prometo - susurró mientras respiraba el suave aroma de su pelo.
¿Por qué? ¿Por qué justo en ese momento? Tenía a sus amigos, tenía a su familia de acogida, tenía sus estudios, tenía sus ilusiones y sus sueños. Pero, ¿era él más importante que todo eso? ¿Realmente, lo era?



Odio la autoescuela. Por dios, que alguien haga un horario de temas, pero ya. Voy ayer y me dan el principio del tema 5. Voy hoy, y final del tema 8. ¿Pero qué es esto? ¿Cuánto tiempo voy a tener que pasarme allí hasta ver los treinta mil temas que hay? Maldito coche. Si no quisiera de verdad salir de aqui rodando en uno, no lo soportaria.


"El camino que hemos recorrido lo tomaremos como un importante paso hacia el futuro."

jueves, 17 de febrero de 2011

Ponme subtitulos, por favor.

¿Por qué las personas tendemos a decir cosas como "por siempre" "para toda la eternidad" "hasta el fin de los tiempos" "eternamente"? Creemos a las personas cuando nos dicen que nos protegeran para siempre, que nos cuidarán por siempre y estarán con nosotros eternamente. Pero nada es eterno. Nadie vive para siempre. ¿Entonces por qué prometemos cosas así cuando no podemos cumplirlo y lo sabemos? Las personas se abandonan, se van, vienen otras, te hieren, te protegen, te besan, te quieren, te hacen llorar, te desprecian... pero nada de eso puede durar más allá de la efímera vida que los humanos pueden vivir, además de contar con el factor de que un humano solo puede vivir una vez. Un paso en falso y todas las promesas y sentimientos se irán. Los dioses nos envidian precisamente por eso. Y tal vez esa sea la razón de que creasen seres efímeros para que viviesen lo que no ellos no podían. Pero olvidaron impedir que mintiesen a cerca del tiempo e hicieran promesas que jamás podrían cumplir.


Me aburren la señales de tráfico de una manera impresionante. Dios mío. Pero quiero hacerlo, quiero, quiero, quiero. Un coche sirve para tantas cosas. Incluso para ñam ñam muhahahahahahahahahahaha.
Una vez he soltado parte de mi sadismo, ejem cof cof, diré que sigo odiando tener clases en la escuela por la tarde, y más de dos asignaturas totalmente insufribles, porque son insufribles. Pero contemplaré la posiblidad de que Hiro me acompañe (por si no lo había dicho, Hiro es mi portátil. Es que he dedicido ponerle nombre, como le quiero tanto tanto... al portátil digo) y entonces podré llegar (no en coche, ¿eh?) al Planeta Galleta con billete de ida y no vuelta.
No, si cuando yo digo que acabaré en un manicomio, no es del todo coña...



"Love Yourself."

miércoles, 16 de febrero de 2011

Me pregunto a cuántas lágrimas me he enfrentado.

Nieve. Frío. Cielo blanco e infinito. Montañas altas e imponentes. La chica suspiró fuerte y su aliento empañó el crista de la ventana de la cabaña. La puerta del baño chirrió ligeramente entonces y ella se giró. El chico de piel morena salió con una toalla a la cintura y secándose el pelo con otra más pequeña. La chica ladeó la cabeza y le miró.
- Ah, me lo he dejado dentro otra vez - dijo él de pronto con voz de fastidio desesperado, dándose la vuelta hacia el baño otra vez.
- No hace falta que vayas a por él - le detuvo. Sabía que se refería a su piercing. Siempre que se lo quitaba para ducharse lo dejaba en el baño y no se acordaba de recogerlo. Pero ahora daba igual. Ella solo quería que estuviera más cerca de ella -. Estás bien así, doctor - susurró.
Él clavó sus ojos oscuros en ella. Su figura cubierta por un albornoz blanco solamente le gritaba ven a por mí.
- Aaaaahhhh - suspiró ella entonces -. Lo sabía.
- ¿El qué? ¿Qué pasa? - preguntó, acercándose un poco a ella.
- Teníamos que haber ido a la playa - soltó, mirando de lado a fuera.
- ¿Por qué? ¿No te gusta la nieve? -. Él se puso a mirar hacia afuera también, al otro lado del ventanal de la habitación -. Pensé que sería un buen regalo de fin de semestre.
- Me gusta, claro que me gusta - dijo, mirándole fijamente y cruzándose de brazos -. Pero como aquí hace frío, no puedo verte así de ligero de ropa a cada momento, ¿sabes?
Él soltó una carcajada. Dejó caer la toalla mojada del pelo al suelo y se fue acercando a ella.
- ¿Eso es lo que te preocupa?
- No es que me preocupe. Es que me gusta - sonrió la chica. Adoraba ver su sonrisa de felicidad.
- Ya entiendo. Pero, déjame decirte algo - llegó a su lado y deslizó la mano por la cintura de ella, por encima del albornoz blanco que llevaba puesto -. Si estamos aquí no es solo para ver la nieve, bambina. Ni por un momento se me habría pasado por la cabeza hacer tal locura - aseguró.
- ¿Locura? - repitió ella.
El chico moreno la acercó a su cuerpo y bajó un poco la cabeza hasta su oreja. Ella sintió el pelo húmedo rozarla la piel.
- La locura de no tocarte - musitó, respirando hondo el aroma de la chica y soltando su aliento suavemente sobre su cuello.
- Ya estás loco - aseguró, apoyándose en él.
- Sí - contestó él -, lo sé.
El chico alargó la mano y corrió las cortinas rojas sobre la ventana, hasta cerrarlas por completo. Entonces la volteó hasta apoyarla en la pared, entre la ventana y la chimenea que chispeaba suavemente y susurraba calor. Acorraló su cuerpo contra la madera y la besó. Aquellos besos cargados de pasión que el chico la daba consiguieron nublar su juicio, su razón y su mente hasta dejarla en blanco completamente, expuesta a que él escribiera una canción en su piel y la grabara a fuego su corazón.




Fin del (infernal e insufrible) primer semestre. Contra todo pronóstico, idea y esperanza, he logrado aprobar todas las asignaturas de esta cuesta arriba que han sido los primeros seis meses de primero de carrera. Ahora tengo antropología, derechos humanos y por fin, por fin, psicología general. Mi primer trabajo tratará sobre los trastornos de personalidad, en concreto del trastorno disociativo de personalidad múltiple. Mi profesora dice que eso "no existe", con lo que quiere decir que no se da nunca, que es más fácil encontrar una rana con pelo que una persona enferma de trastorno de personalidad múltiple, pero en fin, a mi me interesa muchisimo y voy a investigarlo a fondo. La psicopatía me la han robado, maldita puta mariposa. Con lo que a mi me encantan los psicópatas...
La parte mala es que sigo viendo trabajo social como tal, con otra vez esta mujer que no me va a dejar vivir, y además derecho civil, el aburrido derecho civil y de servicios sociales que no se yo si voy a ser capaz de empollarme, que eso es de verdad un infierno, leñe.


Pero al menos ahora no lo veo todo negro. Tampoco blanco. Pero el gris es un color incierto que me dice que, igual que hay desesperación porque las cosas pueden salir mal, también hay esperanza porque pueden salir bien.




"Un mismo día no durará para siempre, por eso vivimos buscando la esperanza."

martes, 15 de febrero de 2011

Porque nos dimos cuenta de que nuestros corazones no podían ser engañados.

Estoy cansada. El nuevo horario de clase es horrible, así como las asignaturas. Bueno, concepciones del hombre y derechos humanos es soportable, quizá. Pero esa de métodos y técnicas de no se qué movidas para no se qué cosas es una mierda enormísima, vamos. Un marrón de los grandes.
Llevo dos días sin dormir, no me lo creo. Quizá eso es lo que ha provocado que le haya dado tantas vueltas a la cabeza y haya pensado tanto en tantas cosas. El lado bueno es que esta será la primera vez que me atreva a escribir algo fantástico de verdad, algo que roce el vampirismo pero solo de forma simbólica, no quiero reinventar Crepúsculo, por dios. Pero me gusta como está quedando el resultado.
El lado malo es que me he dado cuenta de que, después de todo, algo faltaba. Quizá lo eclipsaba la necesidad de libertad, de fuerza, de voluntad, de valentia para seguir adelante. O tal vez solo lo oculté porque era problemático pensar en tantas cosas a la vez. Pero definitivamente, hay cosas que no quiero perder, otras que quiero recuperar y otras que quiero gritarle al mundo.
¡Empezando por el carné del coche que esta inútil vaga se tenía que haber sacado en verano! La cosa es que la gente lo hace en verano porque no tienen cosas mejores que hacer... yo las tenía. Acababa de empezar mi frikismo descontrolado por los doramas japoneses y en ese momento, leñe, no podía parar. Todo era demasiado nuevo, demasiado atractivo como para dejarlo. Qué irónico, ni que fuera una droga o algo por el estilo. De todas formas, aprovecharé este semestre y su horario de no clase de los miércoles, jueves y viernes por la mañana para ir a ver si soy capaz de manejar un cacharro de estos de cuatro ruedas que te pueden llevar a cualquier lado si vienen con un gps, claro, sino, acabarás en cualquier lado al que no quieras ir. Y más yo que tengo la orientación en el culo, que le voy a hacer. Me perdería hasta en mi propia casa si fuera un poco más grande, no me encontraría ni con brújula, básicamente porque tampoco se usarla.

http://www.youtube.com/watch?v=80owStIAY1Y

Me gustaría poder hacerlo de verdad todo, voy a intentarlo a ver. No es que nada me haya motivado o dado fuerzas para seguir, es solo que, si no siguiera adelante, alguien como yo no tendría a donde volver.

lunes, 14 de febrero de 2011

Time goes by, we can never be the same.

Suspiró.
- Aléjate.
- ¿Por qué?
- Porque no pienso enamorarme, no, no voy a enamorarme, ¿te queda lo suficientemente claro? - le espetó -. No voy a pasarme los días pensando en ti, no voy a tumbarme en la cama y desear que estés a mi lado, no voy a gritar como una quinceañera por ti, no voy a echarte de menos después de despedirme de ti, no pienso dejar que te metas en mi cabeza y sea para quedarte.
- Aún no sabes qué es lo bueno que puedo darte.
- El problema es que no quiero saber lo que malo que también puedes darme - le cortó.
- ¿Estás segura?
- ¿De qué?
- De que quieres odiarme.
- Solo estoy segura de que ya te quiero con locura.

sábado, 12 de febrero de 2011

Rainy Memories.

La chica movió su cuerpo para acercarlo más al de él. El chico dejó de mover los dedos en el pelo de ella y apartó los ojos del libro que leía bajo la pequeña luz blanca de la lamparilla de la mesita. La mano que la morena tenía sobre la camiseta del hombre de ojos claros se cerró con fuerza y se acurrucó aún más en su pecho.
- ¿Qué te pasa? - la susurró.

- No quiero que te vayas. No quiero que sufras. No quiero verte llorar. No quiero... - musitó contra su camiseta.

Él la miró sin saber qué hacer o decir.
- ¿Por qué dices eso? Mírame, por favor - ella levantó ligeramente la vista sin separarse de él -, ¿qué te ha pasado?
- Lo vi - dijo solamente.

El chico puso los ojos en blanco un segundo y luego dejó el libro sobre la mesita y se dejó escurrir entre las sábanas hasta poner su rostro a la altura de la de ella, para dejar que su frente rozase la de la chica.

- ¿Por qué?

- Porque sales ahí. Quería verte - musitó ella.
- Sabía que ibas a sufrir. Tú más que nadie, porque se que eres demasiado sensible a estas cosas - la susurró -. Lo siento...
- Es tu trabajo y además, eres el mejor y lo sabes - le cortó en un murmullo -. La culpa es mía por verlo, realmente.
El hombre de ojos claros la abrazó. Ella se escondió en su pecho.
- No voy a dejarte ir nunca - la susurró contra su pelo -. Porque no quiero que me olvides pase lo que pase. No quiero que llores por mí. No quiero que dejes de sonreír jamás. Porque quiero hacerte feliz. Porque quiero despertar a tu lado por el resto de mi vida. Y porque solo tú me haces ser el mejor, morena.
Cerró los ojos con calma y no volvió a abrirlos hasta el amanecer, pasando una noche al fin sin pesadillas ni vueltas en la cama. Porque al fin le tenía de verdad.



Creo que nunca le había dado tantas vueltas a la cabeza por algo así. Me hizo darme cuenta de algo tan doloroso como que he perdido recuerdos importantes, como esa sensación que sentía al entrar en casa de mis abuelos y verle a él sentado en aquella silla negra y siempre con el mando de la televisión pequeña en la mano, esperando para sonreír al verme. Algo que antes me hacía tan sumamente feliz como correr hacia él y gritar su nombre ahora es demasiado doloroso, tanto que incluso creo que para protegerme a mi misma, lo olvidé, aunque no quiera darme cuenta. Tengo miedo de recordarlo porque duele, tengo miedo de olvidarlo porque me dolerá aún más. Un corazón herido es demasiado solitario...
Pero, de alguna forma, también me alegro de haberlo visto. Me ha hecho pensar que a partir de ahora creo que llevaré siempre conmigo una cámara de fotos, un algo que me haga tener "recuerdos del mañana", un ideal estupendo para seguir adelante pase lo que pase, luchando contra cualquier... tormenta.



"Nosotros los de entonces..."

martes, 8 de febrero de 2011

Dream Alive.

"Aunque no pueda ver cada rostro, los recordaré todos en el fondo de mi corazón. Aunque no nos veamos, seremos como un arcoiris que brillará sobre ti."

Estos chicos me emocionan toda. Vuelvo a tener esa nostálgica sensación que todos sentíamos en el instituto, esa de "ahhhhh, si hubiera hecho esto antes..." Porque si yo hubiera aprobado el maldito marco conceptual y no tuviera la recuperación el jueves, ahora estaría a punto de cruzar la frontera con Francia con mi papá, rumbo a Italia, rumbo a las pizzas grandes como ruedas de camión, los paninos ñam ñam, ¡la paaaastaaaa italianaaaaa!... Ahora es cuando me doy cuenta de que solo pienso en comida, parezco el monstruin de las galletas pero sin ser azul jaja. Supongo que lo que más me ha dolido es perder esta oportunidad de
to be free.

He recuperado... miento, mi mamá ha recuperado, que ya es triste, mi pen drive de donde quisiera que estuviera. Yo tengo la teoría de que las madres siempre nos esconden las cosas y luego hacen como si las hubieran encontrado a la primera para tener razón siempre, sino, no me lo explico. Bueno, la cosa es que ya lo tengo y el word 2003 vuelve a funcionar en el ordenador. Menos mal, porque yo con el 2007 me pego, porque no hace las cosas que yo le mando y tengo que dejar de escribir para volver a colocar el margen, la regla y la letra como yo quiero y eso no. De alguna forma creo que después de Aria y Ride llega el turno de Kim y Hiro. Si, Izumi-chan, estás leyendo bien, H-I-R-O. Jajajajajajaja.

¿Sabías que Refrain puede significar "estribillo"? Qué nombre tan curioso para una canción. Hay canciones preciosas que te llegan al corazón de alguna manera u otra, haciendote experimentar mil y un sentimientos diferentes y todos ellos, especiales. Y entonces...




"¿Por qué se derraman mis lágrimas en los momentos en los que no puedo decir nada? Se necesita fuerza para vivir, ¿verdad?"

domingo, 6 de febrero de 2011

Bukiyou.

No es que sea un dia especial por algún motivo. Pero tampoco es como si fuera a decir nada del otro mundo más allá de mis propias estupideces. Por alguna razón que creo que nunca llegaré a comprender, estoy bastante más relajada de lo que se podía esperar. Es como si supiera que no puedo dar más de mí y lo tuviera asumido, que creo que es peor todavía.

Ah, malditos crios. Esas melodías sumamente pegadizas con voces medio angelicales me ponen loca y me gustan. Por un instante me hacen sentir que todo está bien aunque no sea así. Aunque ir a verlos me pudiera costar al menos 2.800€... joder, que putada ser pobre, ¿verdad? Voy a reirme un rato de mi misma por dar tanta pena. Cuando vuelva a poder mirar hacia arriba, espero poder ser un poco menos deprimente.

No, no es necesario que nadie me lo diga. Ya se que necesito una buena hostia para reiniciar el disco duro, pero seré yo quien impida que nadie me la de. De contradicciones está el mundo lleno. Esta es una de ellas. Porque ni siquiera se lo que estoy diciendo.

martes, 1 de febrero de 2011

Solamente.

Fue inútil. Como yo.
Demasiada felicidad solo puede significar una cosa. Que la caída está a la vuelta de esa esquina.

No me había dado cuenta de la necesidad que sentía de que alguien hiciera locuras por mí. De las ganas que tenía de sentir el calor en el pecho al ver que estoy a punto de hacer algo que tal vez no debería. Y esa sensación es solo algo que puedo intentar imaginar. ¿Qué locura? ¿Qué alguien? No. Las cosas no funcionan así. Todo es del revés. Pero los sueños son tan incrédulamente bonitos que siempre quise creer.

Ahora siento que no puedo hacer absolutamente nada. Ni siquiera he sido capaz de encontrar una escena o momento para contar. Me siento totalmente perdida en medio de una nada infinita donde hace mucho frío. Además, tengo mucho miedo. Últimamente tengo la sensación de haber olvidado todas las cosas importantes de verdad. Como si no pudiera recordar. Y eso es horrible. No quiero perder los únicos tesoros que me quedan en el corazón. Mis recuerdos. Quiero negarme a dejarlos ir. Pero poco a poco se desvanecen, sin decir adiós. Sin más, un día se van y nunca vuelven. Cada vez que siento que he perdido algo, quiero llorar y gritar de dolor. ¿Por qué olvidar los momentos felices? ¿Por qué los olvido? ¿Por qué solo queda el dolor de los recuerdos malos? Si esto sigue así, no se qué llegará a pasar conmigo. Porque empiezo a no saber ni siquiera, quien soy.



"Ser o no ser. ¿Tan importante es la respuesta? Eso parece."