domingo, 31 de mayo de 2009

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¿Cómo se puede explicar lo que sientes si todo se mezcla, creando sentimientos extraños, difusos y más complejos aún? Mi miedo se funde con la esperanza, creando ansiedad y temblores. La alegría se mezcla con el encierro al que mi mente se ve sometido, creando así un estado estresante y perjudicial, sino para mi salud física, sí para la mental.


Necesito ser libre, a pesar de saber que mi libertad me condiciona y me condena, me ata y me hace esclava a una circunstancias y unos hechos. Pero la necesito. Es como ese amor del que tienes que separarte pero no puedes porque te atrae como un imán, porque es algo que necesitas como el aire para respirar.

Quiero salir volando de aquí. Volando, que no huyendo, porque se que así, mis problemas solo me perseguirían allá donde aterrizara.

sábado, 23 de mayo de 2009

Creer o no creer

Todas las personas vivas dependen de su conocimiento y entendimiento, y así mismo, están atados a ellos. A eso suelen llamarlo "realidad". Aún así, el conocimiento y el entendimiento son cosas ambiguas; así que la realidad no puede ser más que una ilusión. Las personas viven inmersas en sus propias ideas: ¿no te parece lo más justo de pensar?

viernes, 22 de mayo de 2009

Déjame ir, pero no quiero perderte


Una diadema de color verde cayó lentamente para llegar al río. Él se sostenía del borde de la roca, amarrando con su mano derecha a Yuki, que colgaba más abajo que él.
- ¿estás bien? - preguntó él
- Me resbalo - sollozó
- Sujétate muy fuerte, por favor - pidió, apretando más su mano - voy a intentar subirte, ¿de acuerdo?
- No, no, nos caeremos - dijo ella, asustada
- Tranquila, te prometo que saldremos de esta
- ¿lo prometes?
- Claro que si - dijo, mirándola a los ojos - voy allá.
Reunió cuantas fuerzas pudo y tiró de ella a pulso hacia arriba. Apenas la había levantado hasta sus rodillas, cuando su brazo le falló y tuvo que dejarla caer de nuevo. Ella gritó, pero la mano de él no cedió y siguió sujetándola.
- Shuichi escucha, esto ha llegado al final - empezó ella
- Cállate, no me dejas concentrarme - gruñó
- Tienes que hacerlo
- Cállate - repitió
- Suéltame, Shuichi - susurró
- ¡cállate! - volvió a gritarla - ¡deja de decir estupideces y solo amárrate a mi, ¿entendiste?!
- Sabes perfectamente que caeremos los dos - siguió ella - así que, suéltame. Si no cargas conmigo, podrás subir con facilidad hasta arriba y salvarte - susurró
- Si me salvo yo, te salvas tu - aseguró él - porque sin ti no quiero vivir
- No digas estupideces Shuichi, puedes seguir vivo, sálvate. Es lo que cualquiera desearía en este momento - gritó
- Pues lo único que yo quiero es salvarte a ti, ¿oíste? Porque si tu no te salvas, yo me muero contigo. Y paso totalmente de sufrir así. Y ahora que cállate ya, terca - chilló
- No. Se que no sientes eso, nadie sentiría eso en una situación como esta.
- Si no lo sintiera, mi mano todavía no sujetaría la tuya, Yuki. - sonrió él
- Sálvate - pidió ella - es lo único que quiero en este momento.
- No voy a soltarte digas lo que digas, así que mejor calla la boca - aconsejó.
Entonces ella, amarrándose más fuerte de la mano del rubio, logró subir hasta su cintura y luego se dejó caer de nuevo, provocando una mueca de dolor en la cara de Shuichi.
- ¿se puede saber que demonios estás haciendo?
- Hasta pronto - susurró, con lágrimas en los ojos
La chica agarró con fuerza el cuchillo que acababa de robarle a Shuichi y lo clavó con fuerza en el brazo del rubio. Éste chilló de dolor y ella lloró.
- ¡estás loca! - la gritó - ¿¡Qué pretendes, maldita suicida!?
- Suéltame y sálvate - repitió
- Antes muerto que dejar que te suceda algo. Esta es mi decisión, así que déjame en paz, ¿quieres? Como ves no ha servido de nada que me lastimaras, Yuki - dijo, orgulloso - por que no pienso soltarte
El cuchillo resbaló de las manos de la chica. Sus hombros se convulsionaron en un sollozo silencioso. Y entonces sintió como volvía a elevarse. Miró hacia él y le vio volver a intentar levantarla. Esta vez fue un poco más allá, y ella pudo ayudarle apoyando los pies en la oca escarpada. Haciendo mucha fuerza y con voluntad, Yuki logró subirse a tierra firme. Quedó bocarriba, nerviosa, llorando y respirando totalmente agitada. Entonces se giró y miró para Shuichi. Sonreía.
- te lo dije... - susurró él - ahora ya puedo...
- ni se te ocurra soltarte, estúpido - le gritó ella, amarrándole de las manos - vamos, Shuichi, sube
- lo siento, pero la herida que me has hecho me duele demasiado. No puedo utilizar el brazo
- ¿Qué he hecho? - susurró ella, aterrada
- Lo que importa es que ahora estás bien. Por lo tanto... aquí termina mi misión - susurró - adiós, Yuki.
- ¡amárrate, imbécil! - chilló, cogiendole de la muñeca - yo te ayudaré a subir, pero por favor... por favor, vuelve conmigo - pidió
Shuichi volvió a hacer fuerza. Pero esta vez la roca se partió y el rubio quedó sin apoyo. De pronto, se vio muerto. Pero Yuki fue capaz de sujetarle por el brazo. Aun así, él sabía que no aguantaría mucho.
- ahora eres tu la que tiene que soltarme, Yuki - sonrió él, amargamente
- no, de eso nada
- ¿comprendes ahora lo que yo sentía, pequeña?
- No, por favor, Suichi, no... - rogó
En ese instante, la roca sobre la que se sostenía Yuki se resquebrajó un poco.
- Suéltame, mi vida. Tengo que protegerte y si me sigues aguantando, la roca se partirá, ambos caeremos y mi misión de protegerte habrá fallado. Además, jamás me perdonaría la carga de ser el culpable de tu muerte. Deja que me vaya con los honores de cumplir esta ultima misión - pidió él
- No, Shuichi, no, no, no, por favor... no - suplicó la chica
- Ten esto - dijo entonces, utilizando su mano libre para sacarse la cadena que llevaba colgada al cuello - quiero que lo tengas tú. Es una reliquia muy importante para mi y eso y tu, sois lo único que tengo, así que...
- Por favor - repitió ella, con los ojos empapados en lágrimas, mientras que el rubio la daba el colgante
- Te quiero, mi niña - volvió a decir
- No... no...
- Adiós, Yuki - dijo él, sonriendo.
- ¡¡¡NO!!!
De pronto, su mano ya no estaba unida a la del rubio. Tuvo que contemplar como el cuerpo del rubio caía en picado en dirección al río sin poder hacer nada más que gritar de dolor. Se quedó chillando allí hasta que vio como el río arrastraba el cuerpo del hombre de su vida.

jueves, 21 de mayo de 2009

Y los sueños, sueños son


Los sueños. ¿Qué son los sueños? ¿Imaginaciones? ¿Recuerdos? ¿Anhelos del corazón? ¿Objetivos? Lo sueños son imaginaciones de nuestras mentes, delirios de nuestros corazones, recuerdos de nuestras almas y objetivos que perseguir en la vida. Los sueños son ideales por los que poca gente estaría dispuesta a dar la vida, a entregarlo todo. Puede que esto sean palabras mayores ahora, que no suenen especialmente bien, o simplemente sean palabras que ya no se usan. Dar la vida... ¿quien daría la vida para cumplir sus sueños en esta era en la que vivimos?



Nadie.




Pero hubo una era, en la que se creía en los sueños. Una era en la que se luchaba por los ideales y se moría por los objetivos que se proponían. Una era conocida como la Era de los Piratas. No siempre eran hombres o mujeres con un sueño. La mayoría de las veces, solo peleaban por riquezas, por avaricia, por egoísmo, o simplemente mataban por gusto. Pero tambien existieron ellos. Ellos, los piratas que luchaban por sus sueños. Piratas que se hacían a la mar con la sola idea en la cabeza de cumplir el más preciado anhelo de sus corazones. Y yo querría ser así, haber vivido en aquella era. Me hubiera gustado ser tripulante de un barco lleno de soñadores que arriesgarán su vida por sus ideales. Surcar los mares jugandome la vida a cada paso que diera para alcanzar mis sueños. Sentir el aire en la cara sin un peso en el alma. Mirar el amanecer, sonreír y respirar hondo el viento con olor a mar. Y sobre todo... ser LIBRE. y Volar. Quiero volar. Volar lejos de todo y de todos. Descubrir mundo y vivir mil aventuras. Sí. Ese es mi gran sueño. Ser libre. Ser... pirata.

Who knows the destiny?


"Las flores nacen, después se marchitan; las estrellas brillan, algún día se extinguen; esta tierra, el sol, las galaxias y hasta el mismo universo algún día también se destruirán. Comparado con eso, la vida del hombre no es mas que un parpadeo... un escaso momento. Las personas nacen, ríen, lloran, luchan, son heridas, sienten alegría, tristeza, odio... todo en un solo momento, y después son abrazados por ese sueño eterno llamado muerte"



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"¿Qué crees que es la muerte? ¿Un balazo en medio del corazón? No... ¿Una enfermedad que te consuma el cuerpo? Tampoco... ¿Un veneno que te corrompa la sangre? No.... La muerte es...cuando el mundo te olvida."

miércoles, 20 de mayo de 2009

Please, Don´t Play With Fire


Era una noche de luna llena. El cielo estaba despejado y miles de estrellas adornaban el firmamento. En un pequeño paraje verde, apenas se oía el susurro del agua, ya que sus voces lo disimulaban. A veces gritos, otras sollozos. Dos figuras discuten, una de pie frente a la otra, a una pequeña distancia. Los ojos de ella relucían a la luz de la luna, como dos preciosos luceros. Él lo sabía, se había fijado; de hecho, no le había quitado la mirada de encima mientras peleaban. Y ella se cansó de aquella situación y le gritó, enfadada:

- ¡Maldición! ¡Todos los hombres sois iguales!

Y una vez desahogada, la chica echó a correr, intentando huir de sus propios sentimientos; intentando abandonar su propio corazón al lado de aquel hombre. Lo que ella no esperaba era que la siguiera. Trató de correr tan rápido como sus fuerzas la permitían, pero al final la alcanzó ya que, lógicamente, era más rápido. Intentó sujetarla junto a él, pero ella se rebeló, enfadada consigo misma porque aquel contacto con él la estaba gustando. Al final del forcejeo, ambos cayeron al suelo. Él se mantuvo dominante, acabando recostado sobre ella, sujetándola con fuerza por las muñecas. Sus miradas se encontraron. Ella demostró ira; él con cariño, incluso divertido. Se agachó lentamente entonces sobre ella. La chica creyó que la besaría, estaban tan cerca. Pero el muchacho bajó la cara hasta el oído de ella, donde le sintió respirar con suavidad. La chica se estremece, le huele... es tan dulce. Entonces él habla, en un susurro estremecedor.

- Y dime, pequeña, si todos somos iguales - susurra en un tono que la eriza los pelos de la nuca - ¿como es que me amas tanto?

Ella cerró los ojos. La costaba respirar. Sintió como se incorporaba de nuevo y la miraba a los ojos. Entonces le contestó.

- ¿Y como sabes que te amo? - apenas fue un susurro

- Me basta con mirarte a los ojos para darme cuenta - la susurró - con sentir como te estremeces ante mis caricias - siguió, soltando lentamente el amarre y deslizando la yema de sus dedos por los antebrazos de la chica, poniendo cuidado en no dejar caer todo el peso de su cuerpo sobre ella.

La chica sintó realmente el escalofrío que él había previsto que sentiría con su roce.

- Me encanta ver la expresión de tu cara cuando hago esto - la dijo, mientras la besaba en la frente y en la mejilla - eres tan dulce... tan cálida...

- No juegues conmigo - le pidió ella

- Don´t play with Fire - susurra, riéndose con suavidad, mientras enreda los dedos en su pelo

Ella le miró a los ojos. Estaba tan guapo y radiante bajo la luz de la luna.

- Tú eres la que debería tener cuidado de quién se enamora, pequeña - la sonrió

- Es demasiado tarde para eso - admitió - y haré lo que me de la gana - le contestó, pero sin la agresividad que tenía antes

Él siguió sonriendo de lado mientras ella le miraba, ensimismada. El chico continuó con sus caricias por el antebrazo, sintiendo la piel de la chica erizarse a su paso. Decidido, se agachó de nuevo lentamente sobre ella. Y esta vez, rozó sus labios en un movimiento suave y corto. El simple roce la hizo suspirar y a él le encantó, por lo que esta vez, sí que hizo que el contacto fuera más profundo, besándola al fin tal y como ella siempre había soñado. Sentía su pecho subir y bajar desenfrenadamente, cosa del corazón que la latía más fuerte que nunca. Quiso que aquel roce no terminara, pero cada vez lo que hacía, uno nuevo se iniciaba. La chica rezó por quedarse así, el resto de la eternidad, ya que nunca había sentido la felicidad que la recorría las venas en ese instante. Reconocía que, cuando él se decidió a besarla en su vulnerable cuello, tembló violentamente. Pero él continuó suavemente, acercándose cada vez más a su oído de nuevo, para tranquilizarla.

- Te quiero - confesó al fin

- Yo te amo - le respondió ella, cerrando los ojos

Cuando el chico la miró, vio lágrimas en los ojos de ella y apenado la limpió con suavidad.

- ¿Por qué lloras?

- Lloro de felicidad. Dicen que cuando la felicidad del corazón se desborda, un poco se derrama por los ojos - sonrió

- Sabes que debería de llevarte de vuelta a tu casa, ¿cierto? - susurró él

- No, por favor - pidió ella - vuelve a besarme

Él la complació, volviendo a atrapar sus labios en un dulce beso.

- ¿Quieres quedarte conmigo? - la preguntó

- - contestó, casi de inmediato

El chico se apartó de encima de ella y rodó hacia un lado. Ella se incorporó y le miró.

- Ven - susurró, sugerente - Ven conmigo.

Ella miró el lugar que él la señalaba y no lo dudó dos veces. Apenas se recostó a su lado y él la abrazó, como si quisiera protegerla de todo cuando podía dañarla, se quedó profundamente dormida, sintiendo los latidos del corazón de él en su oído. Él sonrió cuando se dio cuenta de que la chica se había amarrado a su camiseta, como si no quisiera perderlo. Y comprendió al fin, cuanto amaba a aquella pequeña criatura que tenía entre sus brazos.