jueves, 7 de febrero de 2013

Seremos más que el día y la noche.

La fiesta había sido una auténtica locura. La morena arrastró los pies por el suelo de madera y se detuvo antes de entrar en la cocina. Satoshi dormía en el sofá con la pierna de Kazunari sobre el estómago. En uno de los futones pequeños, Masaki abrazaba a Natsumi por la espalda, después de apartarla todo el pelo hacia el otro lado para no comérselo. En el otro, Keiko estaba agazapada bajo la manta. Izumi se quedó mirando atónita la escena unos momentos antes de reaccionar cuando salió de su habitación por la mañana. Sho seguía durmiendo en la cama, cosa bastante obvia después de haberse bebido entre todos absolutamente todo el alcohol que había en la casa. La chica entró en la cocina, atraída por el olor a café recién hecho. Aunque otros muchos olores distintos se entremezclaban con el del café y, así de primeras, la revolvían el estómago a pesar de oler sumamente bien. Supo que Jun se había hecho con su cocina y alucinó al ver un montón de recipientes de plástico, con su respectiva tapadera debajo, preparados para albergar lo que podían ser kilos y kilos de comida
- Buenos días.
- ¿Qué pasa, que tú nunca tienes resaca?
- No se puede tener resaca con lo que bebimos ayer. Al menos no de esas de quedarse en casa todo el día. 
La chica comprendió hasta cierto punto de qué iba lo de los recipientes con comida.    
- ¿Qué estás preparando ya? - le preguntó en voz baja, cuando él la tendió un vaso con un café con leche templado y sin azúcar.  
- En cuanto termine de cocinar, ayúdame a despertarles, ¿va?
- Jun - le interrogó solo con llamarle. 
El chico sonrió de forma torcida. Ninguno de ellos se imaginó en qué clase de locura había pensado su amigo hasta que no lo vieron con sus propios ojos. Vestidos más con pintas de resacosos que de excursionistas aventureros, los cinco chicos y las tres chicas se presentaron en la zona baja de uno de los valles más cercano a la ciudad, entre la montaña y la jungla de asfalto. El chico moreno condujo la furgoneta que tenían para desplazarse los cinco mientras los demás cambiaban el sofá o el futón por el asiento del coche para dormir. Al llegar al valle, bajaron del coche sin poder creerse de verdad que estuvieran allí. Absolutamente todo lo que veían a su alrededor, era verde. Los árboles eran muy altos, la vegetación rodeaba la orilla del río, en la que había un trozo de rocas debido al bajo nivel del agua en el cauce. No se oía otra cosa que no fueran sonidos de la naturaleza. Un lugar tranquilo y relajante un poco perdido en medio del valle.
- ¿Qué? ¿No es un buen lugar para comer? - preguntó el moreno.
- Está a tomar por el culo de la ciudad - hizo notar Kazunari. 
- Es que no pensaba volver esta noche - dijo Jun, contando su plan por primera vez -. Hay una pequeña casa rural al pie del valle. He pensado que podíamos aprovechar que no teníamos ninguno nada que hacer -se dio cuenta de las miradas atónitas de los demás -, sí, me he informado - les dijo -. Así que, podíamos estar todos juntos un día más, ¿no os parece? 
Las caras no eran de demasiada emoción. Se miraron entre ellos, con gesto de "yo necesito dormir más" en lugar de alegría.   
- Oh, vamos, por favor, despertad - les pidió el chico -. Mira, Satoshi, he traido tus cosas de pesca, comeremos cerca del río, ¿vale?
- Por mí, vale - asintió el líder. Al responder a aquella frase se sintió como si fuera un niño al que convencen con una piruleta. Y eso que él era el mayor.
- Venga chicos, poned más ánimo en esto. ¿Acaso no es genial? - preguntó, respirando hondo.
Cuando todos empezaron a despejarse, también se animaron un poco. Empezaron a sacar las cosas de la furgoneta para montar un pequeño camping a la orilla del río. Kazunari se dedicó a molestar a Satoshi mientras el líder intentaba pescar. Jun preparó la comida en platos de plástico y todos se sentaron cerca de la orilla para comer. Ninguno se hubiera imaginado que acabarían en un sitio como aquel. Jun era la clase de persona que tenía unos detalles bastante sorprendentes, incluso con los demás del grupo. Montar algo como aquello era posible si lo hacía él. Al final el viaje no era tan malo. Reconocían que era un lugar precioso, y perfecto para compartir un día de campo. Excepto para ella. 
Quería verle, a él, pero metido en su cama completamente desnudo y rendido a ella, no en un camping en medio del valle comiendo y jugando con otras seis personas. Sin embargo, también sentía que eso podía ser egoísta, por lo que no dijo nada. Keiko se sentó en la orilla, alejada del lugar donde los demás recogían las cosas y sacaban algunas cosas para jugar y pasar la tarde. El clima era agradable y se podía incluso tomar el sol. Natsumi se dio cuenta de que algo no iba bien y se acercó a la chica. Ella sonrió al mirarla. 
- ¿Qué te pasa?
- ¿Eh? Nada, este sitio es agradable - dijo, respirando hondo. 
- ¿Es por él? - insistió la chica. 
Keiko se tocó el cuello un momento antes de asentir con resignación. Esa chica era buena sabiendo cuándo le pasaba algo a la gente y, muchas veces, cuándo podía ayudar.  
- Hace unas semanas estuve fuera, por trabajo - empezó a hablar, en voz baja, mientras fijaba la mirada en el agua del río -. Al volver, pensé que podría pasar algo de tiempo con él pero, simplemente cenamos y terminamos trazando un plan alocado en casa de Sho e Izumi. Luego volví a irme - cogió una pequeña piedra y la lanzó contra el agua - y cuando regresé, él apareció todo emocionado a buscarme porque ibamos a hacer una fiesta, para celebrar que todo había salido bien. 
Cogió otra piedra pequeña, se acomodó en el suelo antes de tirarla y luego miró a Natsumi, quien parecía totalmente atenta a sus palabras.  
- Esta mañana me he despertado y estaba sola. Él estaba preparando toda esta parafernalia con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Y yo qué, eh? Encima ahora dice que no volveremos a casa esta noche... que no... estaremos solos - suspiró -. ¿Es que ese hombre no entiende que le necesito? Se pasa la vida con sus compañeros, entiendo que sean sus amigos desde hace más de quince años pero aún así, esto ya es demasiado... -Se calló de repente y volvió la mirada hacia el río -. Lo siento. Solo estoy siendo egoísta, perdona.  
- No eres egoísta. Pero creo que él no se ha dado cuenta. 
- Porque tal vez no me necesita - añadió Keiko. 
- No creo que sea por eso. Es más bien... ¿cómo decirlo? Jun es una persona impulsiva. Hace lo que le apetece hacer en cada momento, aunque siempre es muy profesional y se esfuerza al máximo en su trabajo. Pero cuando desconecta, se dedica a hacer las locuras que le apetecen en el momento en el que se le ocurren, sin más. No creo que piense mucho más en nada. 
- ¿Y eso le disculpa?
- No. Solo le hace parecer un lento - sonrió Natsumi. 
Keiko sonrió ante la respuesta de la chica. 
- Ven conmigo - le dijo entonces ella. 
- ¿Eh?
La morena se levantó y siguió a Natsumi. La chica se acercó a la furgoneta y abrió el maletero. De la bolsa grande que había llevado con algunas cosillas que la había dado tiempo a preparar, sacó una mochila ligeramente más pequeña que las normales y se la tendió a ella. 
- ¿Y esto?
- Coge a Jun y sigue el sendero que sube hacia el valle - la indicó -. No os perdereis porque el camino está bien marcado. Tendreis que caminar un poco para llegar al final pero será agradable - sonrió. 
- ¿Caminar? ¿Llegar? ¿A dónde? - empezó a atropellar las preguntas. Ella no era demasiado amiga de la naturaleza, debía reconocerlo. 
- Tú solo hazme caso, ¿quieres? Venga - insistió, empujándola para que caminara hacia donde estaban los chicos.   
Keiko, aún algo insegura pero ligeramente emocionada por la idea de una pequeña aventura con él, se acercó al grupo y se agachó al lado de Jun. Le tiró de la manga de la camiseta hasta que él la miró. Con aquellos ojos relucientes ella sentía que no podía mostrarle su ofuscación en la voz. 
- ¿Vienes conmigo? Natsumi me ha dicho que podemos seguir el sendero hasta el centro del valle. Podíamos dar un paseo.
- ¿Ahora? - preguntó, mirando un momento el juego que tenían a medias. 
La chica no esperó ni siquiera a que él volviera la vista hacia ella. La gota que había colmado sus ánimos estaba allí. Se puso de pie y echó a andar hacia el sendero que su amiga le había indicado, con la mochilita colgada de un hombro. 
- ¡Keiko! - la gritó él, sin lograr de tenerla -. ¿Qué...?
- ¿No crees que es hora de que la abraces, Jun? - le dijo entonces Natsumi al oído, arrodillándose a su lado para sentarse cerca de Masaki  
El chico tardó un momento en comprender las palabras de la chica. Dejó las cartas sobre el mantel que usaban para jugar y se levantó de un salto. Cogió la camisa a cuadros verde-azulados que había llevado y se la puso mientras empezaba a seguir el sendero que Keiko había cogido. 
- Lo siento - le susurró Natsumi a Masaki -. Les he dado nuestra oportunidad a ellos. 
- Por una vez no pasa nada - sonrió el chico, mirándola después de jugar sus cartas -. Volveremos algún día. 
Jun siguió el camino que había cogido ella, sin lograr alcanzarla. ¿Cómo podía andar tan deprisa? Gritaba su nombre de vez en cuando, pero ella tampoco respondía. ¿Qué le pasaba? Su plan no había sido tan malo después de todo. Al resto les había gustado, ¿por qué ella le había mirado de aquella manera? Casi al final del sendero, logró alcanzarla. La sujetó de la mano y ella se detuvo, pero solo para tirar de su muñeca y hacer que la soltara. 
- Llevo un buen rato llamándote, podías contestarme al menos - la dijo. 
- No me daba la gana de contestar - le respondió ella, con ferocidad.  
- ¿Qué te pasa, Keiko? No he hecho nada...
- Tal vez el problema es precisamente ese - le cortó la chica, volviendo a andar.
- Espera.
- Voy a seguir el maldito sendero - le dijo -. Si quieres venir bien, y sino, pues también. 
No le dejó decir nada más. Siguió andando por aquel terreno nada firme bajo sus pies pero sin dudar. De vez en cuando algunos árboles se inclinaban sobre el terreno y con sus hijas ocultaban el camino, pero ella simplemente las apartaba y pasaba entre ellas. Pronto empezó a escuchar el sonido del río, que se mezclaba con otro más fuerte y que poco a poco fue eclipsando al ruido de la corriente. El sendero, como Natsumi había dicho, terminó en el corazón del valle. Keiko abrió la boca sin pronunciar palabra y dejó escapar todo el aire de sus pulmones. Había una pequeña montaña por la que caía el agua de un río superior, en forma de pequeña cascada, cuyas aguas formaban un manantial que desembocaba en el cauce del río. Todo estaba rodeado de una vegetación que presentaba un color violáceo bastante peculiar, más oscuro que las sakuras pero sin duda, hermosas. Keiko lamentó no haber llevado su cuaderno de dibujos a aquel lugar. Hubiera sido un bonito recuerdo.
Una rama se partió bajo los zapatos de Jun. No había podido dejarla sola, después de todo. El chico se puso al lado de ella, mirando el lugar también con bastante asombro. A pesar de haber planeado el viaje, no sabía que existiera un lugar como ese allí. Y desde luego en las guias de viaje tampoco aparecía. Era un pequeño paraiso lleno de calma y tranquilidad, solamente rotas por el fuerte sonido del agua al caer de la montaña hasta el manantial. 
- Es precioso - susurró el chico. 
Ella no contestó. Sus ojos grabaron bien la imagen en su memoria. Entonces se percató de algo extraño. Caminó hacia el borde del manantial y lo siguió, hasta llegar a la roca de la montaña. Desde allí pudo ver que el agua que caía no lo hacía pegada a la pared rocosa. Además el sonido se oía duplicado. Era el eco.
- Eh, Keiko, deberíamos volver ya, venga... - la dijo entonces Jun. 
Ni siquiera se giró a mirarle. Con cuidado de no tropezar, caminó por el borde hasta meterse casi debajo de la cascada. Y descubrió el paso hacia el interior de la caverna que escondía el agua. Parecía echa de forma natural, no excavada ni nada por el estilo. El agua no la llenaba por completo, sino que formaba una especie de entrada hacia el manantial, como unas escaleras de piedra naturales que simulaban las de una piscina. 
- ¿Qué haces?
La chica se quitó la mochila, dejándola apoyada contra la roca. Había una fina capa de musgo verde que cubría el suelo y parecía mullido. Se descalzó y empezó a desvestirse. Jun entró también en la cueva y al verla, se acercó corriendo, casi resbalando y cayendo dentro del agua. La sujetó de las manos y la hizo mirarle. 
- ¿Qué te pasa? ¿Qué demonios estás haciendo?
- ¿Acaso no es obvio? - le dijo, obligándole a soltarla -. Voy a darme un baño. 
- ¿Qué? ¿Aquí? - preguntó, mirando otra vez el lugar -. ¿¡Y así!? - soltó al ver cómo se quitaba también la ropa interior y la dejaba en un montoncito junto al resto de la ropa.
- Sí. ¿Tienes algún problema?
- Si alguien te viera pensaría que eres una calienta braguetas cualquiera - le espetó el chico. 
Ella apenas tuvo tiempo de dar dos zancadas hacia él para cruzarle la cara. Él se sorprendió y la miró con expresión de confusión en los ojos. Sin embargo la mirada que Keiko le devolvió estaba tan llena de dolor que sintió una puñalada en el corazón. Las chica ni siquiera le respondió. Se dio la vuelta y empezó a meterse en el agua, pisando con cuidado las "escaleras" de piedra que poco a poco iban descendiendo hacia una profundidad media. Caminando con cuidado de no hacerse daño en los pies, llegó hasta la casacada. Metió la mano bajo el agua que caía y sintió como la golpeaba con fuerza los dedos. 
- Keiko
Al pronunciar su nombre sintió otra punzada en el estómago.  
¿No crees que es hora de que la abraces, Jun?  
Con el recuerdo de esas palabras, otra idea llegó a su mente. Había olvidado cuándo había hecho el amor por última vez con la morena. Cerró los ojos con fuerza y suspiró con resignación. ¿En qué demonios estaba pensando él? Él siempre era el que hacía locuras, el que la llevaba a hacer cosas que tal vez ella nunca hubiera hecho. Keiko siempre le sonreía y accedía a sus locuras, a sus viajes en tren, a sus estúpidos caprichos. Hacía lo que quería y como quería, y nunca había tenido problemas. Y sin embargo, acababa de olvidarse de lo que lo más importante, pasara lo que pasase, seguía siendo ella.
La chica, para evitar escuchar su voz otra vez, se metió debajo del agua de la cascada, que la golpeó contra los hombros y el cuello y la ahogó por completo los oídos, impidiéndola escuchar nada. Cuando empezó a sentir que el cuerpo se la cargaba por tanto golpe, se lanzó hacia el interior del manantial y nadó a sus anchas. La profundidad era idónea. Llegaba al suelo por poco. El agua la llegaba un poco por debajo del cuello, a la altura de la clavícula. No estaba demasiado fría debido al fuerte sol que hacía, por lo que era agradable. 
Sintió un roce en la piel de la espalda y dio un respingo, apartándose rápidamente de aquel lugar. A los pocos segundos vio aparecer la cabeza morena del chico, que salía a respirar. Se echó el pelo hacia atrás con ambas manos y se puso de piel. El agua le llegaba por el pecho, más abajo que a ella por ser algo más alto. 
- ¿Qué...?
- Lo siento - fue lo primero que dijo -. No estaba pensando en realidad, yo... no quería decir eso, tú no eres una cualquiera es que... solo pensé en la idea de que alguien pudiera aparecer y... verte. 
- Si tanto quieres atesorarme, ¿por qué me obligas a hacer estas cosas para estar contigo? - le preguntó ella, dando un paso hacia él. 
- ¿Eh?
- Eres un imbécil. La única bragueta que quería calentar, era la tuya. Pero eres un tarugo que va lento a veces y me obligas a arrastrarte hasta aquí y desnudarme delante de tus narices para provocar algo en ti. Y lo único que se te ocurre es rechazarme - susurró, dándole la espalda. 
Él caminó hasta ella y la abrazó por la espalda. Apoyó la mejilla contra su pelo húmedo y la habló al oído. 
- Jamás te rechazaría. Eres todo lo que tengo, Keiko - susurró. 
- Eso es mentira - dijo ella, sin levantar la voz. 
- De acuerdo, si quieres pensar que también entran en ese paquete mis amigos, entonces vale. Pero sí es verdad que eres lo más importante de todo lo que tengo. Y eso no puedes negarlo y decir que es mentira. No puedes engañarte a ti misma de esa manera. 
A eso no podía responder. Podía sentir el corazón de Jun latiendo contra su espalda, desprisa, acelerado, nervioso. 
- Siento mucho no haberme dado cuenta de que te necesitaba más de lo que creía - añadió.  
- ¿En serio me necesitas? - susurró ella, llevando las manos hasta los brazos de él para acariciarlos. 
- A veces escondo ese sentimiento para no parecer un loco histérico desesperado cuando te vas de viaje por unos días o cuando estamos en casa pero no podemos coincidir por nuestro trabajo. Sabes que me ciego demasiado cuando estoy... feliz, compartiendo cosas de mi vida con la gente que me importa. Perdóname, Keiko - dijo contra su cuello, besándolo suavemente -. Perdóname. 
- En realidad tú también tienes que perdonarme a mí - dijo entonces ella. 
- ¿Yo?
- Sí. Sé que soy un poco egoísta queriéndote solo para mí pero... te he echado mucho de menos en estas semanas - susurró. 
Él la acarició la mejilla y la hizo alzar los ojos hacia los suyos, para verlos. 
- Eso no es egoísmo. Al menos no en esta situación en la que llevamos tanto timpo separados. Yo también te he echado de menos, ¿qué crees?
- Necesitaba tenerte, Jun - susurró Keiko, sin poder contener sus sentimientos más tiempo -. Por eso te he arrastrado hasta este lugar. 
- Ha sido todo culpa mía. En realidad, empiezo a pensar que deberíamos habernos quedado en casa, tu y yo - la confesó, arrancándola una sonrisa -. Siento ser tan impulsivo. 
- Esa parte de ti me encanta - admitió ella -. Solo que a veces no estoy muy de acuerdo con ella
- No me di cuenta, perdona. Quería pasar un día agradable con los chicos, todos juntos, y no fui capaz de ver que lo que en realidad necesitaba, era estar contigo. -Empezaba a notar esa necesidad naciendo en su pecho de nuevo, y transmitiéndose a cada nervio y cada músculo de su cuerpo. 
- Entonces lo siento por los chicos pero, ahora mismo, yo te quiero para mí sola - susurró ella, con cierto tono picaresco y posesivo en la voz.   
Keiko se giró entre sus brazos y le rodeó el cuello con los brazos. Tanteó sus labios un par de veces y cedió a ellos poco después, besándole con fuerza, buscando dominar por completo su boca y su voluntad. Él se dejó arrastrar, devolviéndole el beso. Su lengua contestaba a las caricias de ella, mientras su cuerpo se pegaba al de la chica, notando el calor de su piel más elevado que la temperatura del agua. Sus manos se deslizaron por su espalda, una hacia su cuello y la otra hasta su cadera, acariciándola con las yemas de los dedos. 
El contraste del agua con la piel de Jun era una sensación espeluznantemente agradable para su cuerpo. El moreno deslizó la mano desde su cintura por delante de su cuerpo, hasta su entrepierna. Ella soltó un sonido de sorpresa y tragó saliva. Él sonrió. Iba en serio. 
- ¿Qué? - la susurró contra la oreja, mordiéndola suavemente -. ¿Lo sientes?
- Si haces eso no puedo ni siquiera pensar - musitó ella. 
Sus cuerpos mojados al rozarse eran mucho más sensibles de lo normal, lo que convertía aquel lugar en un paraíso de verdad. La chica se mordió el labio inferior y posó la cabeza en el hombro de él. Deslizó la mano libre desde su cuello, por su clavícula, su pecho, despacio, acariciándolo con las yemas de los dedos, hasta llegar más allá de su cadera. Estuvo a punto de soltar un silbido de sorpresa al tocarle aquella zona, pero solamente dejó escapar una carcajada. 
- No soy la única que siente - se rió, mientras le acariciaba suavemente. 
- No te rías de mí - la dijo, en un animado susurro, mientras deslizaba los labios por su cuello y su clavícula. 
Haciendo fuerza, la levantó sujetándola por la cintura y la sacó un poco del agua. La mantuvo aí, sujeta a él, mientras sus labios iban más allá de la clavícula, por su pecho, sin llegar a la cintura. El resto de su piel, la recorrió con las manos cuando volvió a dejarla en el suelo y el agua la cubrió de nuevo. 
- Estás loco...
- No. Es que quiero besar todo lo besable de ti - sonrió a medias.    
Sintió de nuevo las caricias poco castas de los dedos del chico en la entrada de su cuerpo, estimulando cada escalofrío y cada poro de su piel. Pasó las manos por sus muslos y la obligó a levantarlos, enganchándola a su cadera y sujetándola contra su cuerpo por la cintura. En el medio acuático, era mucho más liviana y podía perfectamente con ella de esa manera.
Sintió el cuerpo del chico tanteando y tentando el suyo. Iba a llevarla hasta el punto más alto de su locura, lo sabía, no solo por la reacción de su cuerpo sino por aquella mirada brillante y chispeante en sus ojos, por la forma encendida que tenía de posar las pupilas sobre ella. Keiko se aferró con fuerza a su cuello, incapaz de resistirse a algo como eso pero consciente de que la situación era ligeramente más delicada de lo normal.
- No hagas eso... no... si grito me escucharán, Jun... - se quejó, cerrando los ojos con fuerza. 
- Entonces acalla tu preciosa voz contra mis labios - la dijo él, con la voz ligeramente ronca por los jadeos y la respiración agitada.  
La chica le besó con fuerza mientras él movía la cadera contra su cuerpo. Ahogó un grito dentro de la boca del moreno y luego tuvo que separarse para poder respirar.
- ¿Estás bien?
- Sí... - jadeó ella -. ¿Puedes sostenerme? 
Los primeros movimientos de su cadera respondieron a su pregunta. La chica enredó los dedos en el pelo de él y le obligó a echar la cabeza hacia atrás para poder esconder su boca en su cuello, en un intento de que su voz, que salía sola de su garganta acorde a las sensaciones que él la hacía experimentar, no se oyera más allá de la cascada e inundara el valle. Jun mantuvo un ritmo suave al principio, tratando de controlar el placer en un nivel que no le arrebatase por completo la razón. Pero aquella mujer sabía cómo llevarle a la locura. Movía su cuerpo contra el de él de una forma sensual, tranquila pero caliente, con un ritmo diferente, que dejaba claro que ella marcaba las pautas. Sus respiraciones se mezclaban con sus alientos, sus bocas se buscaban una y otra vez, mientras sus cuerpos se fundían en uno solo movimiento tras movimiento. 
Cuando ambos fueron conscientes los segundos suficientes de que iban a perder la cordura juntos, se besaron intensamente, en un intento por acallar gritos de placer y satisfacción mutua. Porque ni siquiera el intenso y ruidoso sonido del agua de la cascada cayendo contra el manantial podría ocultar sus voces cargadas de pasión. El cuerpo de Keiko tembló entre los brazos de Jun durante unos instantes. Él se mantuvo firme de pie para no dejarla caer dentro del agua mientras sentía que su cabeza se quedaba completamente en blanco. 
Keiko se abrazó a él y escondió la cara en su hombro después de desenredar las piernas de la cadera del chico y volver a pisar el suelo. Él la obligó a mirarle. Le encantaba ver el ligero color sonrojado que adquirían las mejillas de la chica cuando tenía un orgasmo. Ella siempre desviaba la mirada, como si le diera vergüenza que él viera esa faceta de ella que, en realidad, él adoraba. 
Jun le acarició la cara y volvió a besarla muy suavemente, cerrando los ojos y sintiendo en lo más profundo de su alma hasta el roce más pequeño, efímero y dulce de los labios de Keiko.        

                    

10 comentarios:

  1. madre mia.... una verdadera pasada. Los sentimientos que tiene Keiko hacia Jun después de tanto tiempo sin verle, el qeu sea egoista por querer estar con el me gusta, pero... a ver como lo explico sin que suene de la manera que no tien que sonar xD. A ver, me cae bien, es un encanto y me gusta un montón su personalidad. Pero durante todo lo anterior, daba la sensación de que no la molestaba no estar con el, es como por así decrilo, "chica perfecta". Me gusta que muestre esa facetra suya de celos por querer que este con ella y solo con ella en vez de con sus amigos.
    De la descripción de las vistas, buff, si cierro los ojos ahora mismo puedo imaginarmelo y escuchar el agua caer. Simplemente me encanta.

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    1. Ella es egoísta y reconoce que lo está siendo y el por qué. En ningún momento lo oculta como haría una "chica perfecta". En realidad, ambos tienen problemas con su trabajo, no se ven poco solo por él, como tal vez podía dar la sensación con Izumi y Sho; en este caso es que ambos tienen un trabajo que a veces les mantienen apartados. No es solo ella la que se tiene que aguantar, también es él. Por eso ella comprende mucho mejor que nadie que a veces no puede ser, no pueden estar juntos. Digamos que lo tiene asumido, está resignada a ello, pero eso hace que cada vez que pueden coincidir las cosas sean especiales y esta vez era lo que ella pretendía... hasta que Jun se emocionó y montó el pifostio del viaje. La diferencia esta vez es que ella no podía aguantarlo y sí estaba molesta por no estar con él.
      El paisaje corre a cuenta de los lugares favoritos de la propia Keiko, que se dedica a darle a todos los "me gusta" de las fotos de la susodicha página del facebook ._.

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    2. Me perdí en lo del facebook xD.
      Si a eso me refiero, que a ver, no e dicho que sea perfecta ni mucho menos, es ams me gusta que no lo sea, si lo fuera no tendría sangre en las venas xD. A lo que iba e que me gusta el arrebato que tiene, tanto ella, como posteriormente él al darse cuenta a lo que se refiere ella.

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    3. Es que no lo usas nunca, si lo hicieras, te darías cuenta xD
      Pero es un arrebato premeditado, es decir, no es algo que surge de repente, viene de antes, de que ella ha estado pensando y esas cosas.

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  2. Llevo media hora parada frente a la pantalla del ordenador, con una sonrisa de oreja a oreja y una cara de estúpida que posiblemente no pueda con ella. Ahora que creo que puedo decir algo más coherente (o al menos más entendible) procedo.
    Creo que levantarte y ver esa escena en tu salón tiene que ser en plan: "emm.... qué coño es todo esto?"
    Que le ceda la cocina, si quiere, que encima te dice con qué debes beber la comida.
    Uy, despertarles! Creo que según vas a decirles algo te gruñen, se dan media vuelta, y se suben las mantas hasta la nariz.
    Me los he imaginado en plan excursionistas y se me han venido dos versiones a la cabeza: una he muerto de la risa, la otra un poco más asi que tal grrr. Le ha molado aquí al señorito el estar en plan detectivesco, eh? xD
    Jajajajajajajajaja, según le dice Jun lo de pescar a Satoshi, me he imaginado su cara de "me quiero ir a dormir" a felicidad total y he dicho: "peor que un niño con una piruleta" luego ya he leído lo que has puesto y me he despiporrado por completo.
    He de reconocer que a mi la idea me gusta, además es una idea que acepta muchas variantes y todas pueden resultar ser superdivertidas.
    No me parece egoísta. Me explico, me parecería egoista si estuvieran todo el tiempo juntos (no me refiero a plan empalagoso, sé que ninguno lo es, lo digo en plan verse todos los dias en casa)pero es cierto que ha estado fuera volvío a casa y cuadno le llama había dormido con Izumi, que si plan para arriba que si plan para abajo, pues es normal que la pobre mujer quiera estar con él;aunque sea simplemente estar tirada en el sofá viendo una pelicula abrazada a él. Me ha gustado el detalle que ha tenido Natsumi con ellos.
    Me ha gustado esa forma de darse cuenta por parte de él, aunque he de reconocer que el bofetón para que espabilara se lo merecía, por pensar cosas que no debe e.e.
    He adorado esa forma de hacerla el amor, tan dulce pero al mismo tiempo pasional.
    El lugar sin duda alguna es realmente precioso.

    Sí, amo esa foto. Estoy totalmente enamorada de ella.
    Lo que nuestros instintos deseen. Grrr.

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    1. ¿Media hora? Ya será más jaja.
      Es más en plan: ¿qué cojones hice yo anoche...?
      En realidad no he dicho cómo se ha despertado cada uno pero... imaginación visual modo on.
      Excursionistas lo que se dice excursionistas... te recuerdo que van dormidos, cansados, sin ganas de nada de nada y ligeramente obligados xD
      Es que es decir río y pensar: Riida pescando ._. Es matemático.
      Bien, ir de camping o algo por el estilo, es realmente... da mucho juego, mejor dicho. O por lo menos, a mí me lo da muhahaha.
      A ver, ellos aunque se vean en casa y coman juntos algunos en realidad eso no es estar el uno con el otro, es verse pero no hacer vida. Para ellos eso es bastante complicado y si encima cuando pueden el otro se emociona y se vuelve chiflado pues...
      Es que una cascada y un manantial inspiran pasión a cualquiera xD

      Sí, sé lo de la foto, está clarinete. Y la canción sexy sexy jaja
      Bueno, para la próxima ya sabes, no me hagas pensar, que blogger no tiene límite de caracteres, como si me quieres poner un testamento gigante, ¿vale? xD

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    2. Sí, sí, modo on totalmente. Es gracioso y divertido.
      Ya, si por eso he muerto de la risa; tiene que ser todo un espectáculo.
      No es que te lo dé a ti solo realmente (¿Qué haces maravillas? Sí, no vamos a negarnos cosas evidentes), pero que también da mucho juego en general.
      No me refiero a comer solo juntos, me refiero en plan hacer vida normal como una pareja normal; entonces sí me parecería egoísta.

      Jaja, vale, intentaré no emocionarme demasiado la próxima vez xD

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  3. Bien, en cuanto recupere el aliento y un poco de la cordura que tenia (que si ya era poca de por si, imaginate ahora) y pruebo a decir algo coherente.
    Te lo dije, llegué a la linea 10 y mori de placer, de verdad, la imagen de Aiba me ha flipado muchisimo. Nino y Riida... son Nino y Riida, esque no tienen mas. La imagen con la que se tuvo que encontrar Izumi en su casa tuvo que ser brutal, vamos, solo viendo eso por la mañana, ya se levantaria de buen humor. Jun me gusta, quiero decir, esa faceta de impulsivo, cabezon y a veces, un poco inconsciente, me gusta muchisimo (te dire que porque me recuerda un poco a mi, la verdad) y tambien la entiendo a ella, que es normal que se pasa todo el rato viajando y sin verle, es obvio que quiera verle cuando pare, a mi manera de ver no es egoista, y bueno, no esta mal serlo de vez en cuando.Natsumi, me gusta su manera de pensar y de ayudar a Keiko, y me gusta mucho lo que le dice a Aiba cuando le da la mochila a ella. Lo peor de todo esto, es que me imagino a Nino tocandole los mismisimos a Riida mientras estuviera pescando, osea, me pega mucho.
    Luego ya llega lo que viene a ser LA escena. El sitio que me he imaginado, bueno, que me has hecho imaginarme, me ha parecido precioso, lo de la cascada el rio, y todo eso, me lo he imaginado como algo precioso. La escena ha sido mucha escena, cada vez que impresionas mas; el hecho de que él se de cuenta de su pequeño fallo, y se lo recompense, esa faceta de Jun, me encanta.

    PD. En la foto esta monisimo, y la cancion enseña su lado mas grrrr ni a posta te hubiera quedado tan genial esa diferencia ;)

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    1. Si, lo que yo digo, yo pensaría qué fue lo que hice esa noche para ver semejante escena jaja Jun es un poco inconsciente también, tiene un poco de todo. Nino siempre andará detrás de Riida para fastidiarle, creo que es su naturaleza o algo así.
      Bueno, siempre pensé que de ser Jun sería bastante diferente a Sho en ese sentido; digamos que a Jun le importa una mierda lo demás, mientras que Sho se preocupa algo más de todo eso.
      Jajajaja la canción puse la de ese concierto porque si pongo la del otro, ¿en quién piensas? ¿O en quién te fijas? Nada, nada, tenía que ser la de Jun jaja

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    2. si, si, pues piensa y luego me lo dices jajajaja
      Jun tiene de todo, pero precisamente eso le hace mas Jun. Tambien es verdad que Sho tiene mas dedos de frente de los que tiene Jun, piensa mas las cosas, y en sus consecuencias, es un poco como tu y yo jajajaja
      No, si hubieras puesto la del otro, hubieramos muerto, porque ademas, segun fueramos a ponerla para escucharla, nos quedariamos like Koki a la Arowana y no leeriamos la entrada nunca jajajajaja

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