lunes, 17 de septiembre de 2012

A través de la noche, hacia la luz del alba.

[...] La carrocería negra del BMW X3 Sport relució con el sol del medio día. Koki bajó la ventanilla para sentir el aire en la cara, que le revolvió el pelo aún mojado y se incorporó a la carretera que le llevaría de vuelta al hospital.
"Espérame, pequeña. No tardaré."[...]

Para que le dejaran entrar tuvo que enseñar la placa al guardia de la puerta. La policía estaba investigando lo que había pasado y Kazuya y los demás les estaban proporcionando las pruebas para que detuvieran no solo a quienes lo habían hecho sino también a quienes estaban detrás. Koki se quitó las gafas de sol y las dejó sobre la mesilla, junto a la llave del coche, antes de acercarse a la cama de Shiori. La chica seguía durmiendo, parecía que su respiración era normal y eso le tranquilizó. La acarició el pelo con suavidad y la besó la frente. Cuando despertara tenía que contarle la verdad. No podía volver a huir.
Los párpados pesaban más de lo que recordaba. Un dolor tenue recorría sus músculos, hasta su cuello. Sentía entre los dedos algo suave, una tela, una sábana. Y sus dedos estaban algo agarrotados. Movió la cabeza despacio sobre la almohada y trató de parpadear. Escuchó unos pasos acercándose, despacio. No se sintió más nerviosa ni mas tranquila al oírlos. No rodeó la cama, sino que se quedó a su lado derecho. Sus ojos al fin se dignaron a abrirse. Lo primero que vio fue una figura recostada un poco más allá. Intentó alargar la mano haciendo un sonido ronco y la figura se levantó rápidamente. Se acercó a ella y la cogió la mano antes de sentarse en el borde de la cama.
- Shiori.
- Koki - sonrió extrañamente tranquila la chica.
- ¿Cómo estás? ¿Te duele? Puedo llamar al médico...
- Calma - le pidió ella -. Estoy bien.
Al hablar la chica tosió ligeramente y sintió una punzada en la zona de la herida.
- Espera, bebe un poco de agua - dijo él, acercándola un vaso que parecía tener preparado con una pajita para que fuera más cómodo.
Ella aceptó y bebió un poco. La costó tragar el líquido. Cuando terminó de beber la chica volvió a mirarle. Tenía el pelo negro algo revuelto. Seguramente había estado tumbado en el pequeño sofá que había en la habitación.
- ¿Y tu brazo? - preguntó entonces.
- Perfectamente - sonrió él.
- Pero, ¿cómo es que estás aquí? Te están buscando, Koki. Si te encuentran...
- Tranquila. No te preocupes más por eso. Se acabó.
- ¿Todo... se acabó? - repitió ella -. ¿Así sin más?
El teléfono del chico empezó a sonar entonces. Se levantó y se apartó un poco de la cama mientras descolgaba. Shiori pudo ver la funda con el arma enganchada en su pantalón y se puso nerviosa. Estaba en un lugar público, donde había policías y además armado. Tenía que ser una broma. O él estaba completamente loco. Cuando le vio entrar otra vez en la habitación colgando la llamada, quiso reprenderle. Pero entonces se fijó en el jersey de color blanco que llevaba puesto. Era ese jersey. Aún era el día en que recordaba el olor de aquella prenda. Su color, su tacto. La forma en que se pegaba a la piel del chico que lo llevaba puesto. Levantó la mano muy despacio extendida hacia él para rozar el jersey, incluso se forzó a incorporarse. Koki corrió hacia ella para detenerla y obligarla de nuevo a tumbarse mientras la reprendía pero Shiori solo podía mirar aquel jersey. Lo tocó con suavidad y sintió una oleada de sensaciones recorriendo su cuerpo.
- No puede ser... - susurró con la boca seca.
- Shiori - la llamó él, sabiendo que ya no era necesario contárselo. Se había dado cuenta al fin -. Hacía mucho que no me lo ponía, ¿verdad?

- Koki... tu... eres...
- Te dije, que nos habíamos visto antes.
La chica se quedó mirándole muy fijamente. ¿Cómo no había reconocido a la persona que la había salvado hacía cuatro años? Los mismos brazos que la habían sujetado cuando nadie más lo había hecho. Volvió a levantar la mano para acariciar la tela del jersey. Sintió una lágrima intentando salir de sus ojos.
- Koki...
- Siento que no me reconocieras antes. Pero no era viable teñirme de rubio otra vez - bromeó él, acariciándola la mano que ella tenía en su pecho.
- Pero... ¿cómo...? ¿Por qué tú...? - intentó atropellar las palabras y sintió un tirón en la espalda, en la zona de la herida.
- Cálmate y respira. Habla despacio y cuando no te duela - la aconsejó.
Shiori, tratando de tranquilizarse, respiró suavemente y volvió a mirarle. No podía verle con ojos diferentes. Él era él. El hombre del que se había enamorado cuatro años atrás. El hombre que la había conquistado de nuevo hacía dos días. ¿Cómo podía de verdad haberse olvidado de él? Tal vez fuera porque le odió el mismo día que se enamoró de él.
- ¿Cómo es posible?
- Después de lo que pasó hace cuatro años, nunca quise dejar de saber de ti. Y hace poco tuve la oportunidad de volver a acercarme a ti, de alguna manera. He estado mas de dos meses en el edificio de enfrente. No solo vigilando a tu vecina - admitió.
- Eres un psicópata de verdad - pudo decir la chica.
- No piensas eso en serio, ¿a que no? Shiori, en realidad yo...
- ¿Por qué me salvaste en aquel momento? - le preguntó de repente -. Eres un ladrón. Que no me hayas hecho daño ahora no justifica que me ayudases aquel día.
- No soy ningún ladronzuelo, Shiori - contestó él -. Si lo fuera, no hubiera hecho todo cuanto he hecho. Ni dejarte viva, ni tratar de protegerte, ni estaría aquí contigo. Y se que tu no habrías arriesgado tu vida por mi si realmente no sintieras nada.
- ¿Qué clase de criminal eres tu presentándote aquí con esa pistola delante de los policías que podrían reconocerte? - insistió ella -. Todo esto es confuso...
- Tranquila. Escucha. Shiori, no soy ningún criminal. Soy policía - confesó al fin.
La chica pareció todavía más desconcertada con eso. ¿Dé que estaba hablando?
- Cuando hace cuatro años entraron aquellos tipos en el hospital, yo estaba encargado de vigilar al hombre a por el que iban - la explicó.
- ¿Qué?
- Apenas eras una enfermera en prácticas y sin embargo fuiste la primera en intentar ayudar a aquel hombre - recordó él -. Me fascinaste, Shiori. Me encantaste por completo.
- Koki...
- No hubiera podido dejarte sola cuando aquel desgraciado se atrevió a dispararte. Sé que te dejé demasiado tiempo intentando sobrevivir sola - susurró, agachándose a besarla la frente -. Lo siento, no pude llegar antes hasta ti.
- Pero llegaste. Y después te fuiste - le recordó.
- Después de aquello se creó la unidad especial a la que pertenezco. Yo soy policía, pero los demás no. Kazuya era capitán de fragata, de la marina. Junnosuke era teniente de vuelo, del ejército del aire. Tatsuya era cabo primero en el ejército de tierra. Y Yuichi era agente secreto de operaciones especiales. Eramos cinco completos desconocidos de mundos diferentes unidos en un solo equipo. Con la única finalidad de evitar lo que te pasó a ti.
- ¿Que me disparasen?
- Sí. Nuestra unidad se dedica al crimen organizado. Bandas de ladrones, traficantes de toda clase, asesinos terroristas... Nosotros tratamos de minimizar sus daños y en lo posible, de destruirlos.
- Desde dentro - dijo de repente ella.
- Muy hábil, Shiori. Eso es lo que estaba haciendo en ese banco. Mi misión era hacer que todo saliera mal. Para que a nosotros, nos saliera todo bien.
- Eres un tramposo - le reprochó, sin enfado en la voz -. Podias habermelo dicho.
- ¿Y perderme tu cara al pensar que estabas enamorada de un criminal? Ni loco - la provocó.
- ¿Cómo que enamorada? Vas demasiado lejos, señor unidad especial - le espetó.
- Y no he ido más lejos porque no hemos tenido oportunidad - contestó él, inclinándose sobre ella para rozarla los labios con suavidad.
Shiori cerró los ojos por acto reflejo y él sonrió de lado. La besó despacio, sintiendo algo distinto en el pecho mientras lo hacía. Estaba viva. Correspondía a sus labios con la más sincera de las complacencias. Quiso mirarla a los ojos de nuevo al separarse y la acarició el pelo, un poco enredado.
- ¿Seguro que estás bien?
- Sí. ¿Y tú?
- Perfectamente - sonrió él -. No vuelvas a hacerme esto, por favor. Creí que te perdería un por un instante preferí estar muerto si tu no sobrevivías a esto.
- Koki... no digas eso - le pidió.
- Es genial que estés bien - admitió, aliviado.
- Koki yo...
Un par de toques en la puerta le hicieron levantar la cabeza. El pelinegro les reconoció. Les había visto en una foto. Se levantó de la cama y Shiori pudo ver quién estaba en el umbral de la puerta.
- ¿Mamá? ¿Papá?
Las dos personas entraron ya sin dudar al escucharla.
- ¡Shiori, hija!
Ambos dieron la vuelta a la cama para poder verla mejor. Su madre la acarició el pelo y su padre, más reacio a esas cosas, la miró de arriba abajo para comprobar que seguía entera.
- Estoy bien - dijo antes de que empezaran a escandalizarse -. ¿Por qué habeís venido?
- No todos los días llaman diciendo que tu hija esta en el hospital - contestó su padre.
- ¿Y Kira?
- Estaba trabajando, pero dijo que vendría en cuanto pudiera. ¿De verdad estás bien?
- Que si, no os preocupeis. Habeis hecho un viaje tan largo cuando podía haberos llamado.
- Pero...
Shiori se movió de forma violenta al sentir a Koki moviéndose. Alargó la mano para alcanzarle la muñeca, aunque eso la costó un gemido de dolor. El chico volvió a acercarse a ella casi corriendo.
- ¡No te muevas de esa manera, por favor!
- No te vayas - le pidió, respirando hondo.
- Estás con tu familia - la dijo, levantando ligeramente la vista hacia ellos -. Estarás bien.
- Pero... ¿y si desapareces otra vez?
- ¿Eh?
Él se dio cuenta de que se refería a aquel día, hacía cuatro años. Después de que todo pasara, él se había ido cuando le habían dicho que la chica estaría bien. La había dejado sola, de alguna manera. Eso era lo que ella temía. Y no podía negar que lo había pensado. Iba a dejarla sola justo antes de que pasara aquello. Él tenía un trabajo más difícil cuando tenía relaciones y sentimientos que pudieran ser un punto débil. De momento, solo Kazuya tenía a alguien, y ya le habían pasado un par de cosas desagradables. ¿Qué haría él si le pasaba algo a Shiori otra vez? No se lo perdonaría jamás. Pero tampoco desaparecería de su vida de repente. Ni para siempre.
- No voy a irme. Lo prometo - susurró, acariciándola la mejilla. Luego se dio cuenta de que sus padres seguían allí, mirando con cara de incredulidad -. Volveré en un rato.
Shiori pareció asentir sin demasiado convencimiento. El pelinegro salió de la habitación e imaginó el interrogatorio al que la someterían sus padres. Suspiró. Dio una vuelta por el hospital hasta que logró encontrar la salida. Necesitaba respirar un poco. El aire en la cara le sentó bien. Respiró hondo y soltó el aire de golpe, como si fuera un crío jugando. Entonces Kazuya y una chica morena que iba firmemente agarrada de su mano se acercaron a él después de bajar de un Ford Kuga negro.
- Koki.
- ¿Habeis logrado empapelar a esa gente? - preguntó directo.
- Ella nos dio las directrices desde la oficina - le informó, señalando ligermente a la morena -. Y Yuichi está jodiéndoles literalmente la vida.
- Siento decir que me alegro.
- Es que el chico se lo ha tomado a pecho. Le cae bien Shiori. Así que está usando todo cuanto puede, hasta cosas que tal vez en situaciones normales no funcionarían, para hacer que se acuerden de esto toda la vida.
- ¿Entonces esa gente puede conservar sus casas? ¿No van a volver a molestarlos?
- Eso nunca se sabe del todo - suspiró la chica -. Por desgracia.
- Pues no quiero que Shiori vuelva a vivir allí - dijo Koki -. No me expondré a que pase algo como esto otra vez.
- Eso no tienes que decírmelo a mi - hizo notar Kazuya -. Habla con ella.
- No querrá escucharme. Teníais que ver cómo defendía ese lugar. No se qué tiene, pero...
- Es la casa de la abuela - contestó al instante la muchacha morena -. Cuando Shiori tuvo que venir a estudiar a la ciudad porque ya no había instituto en el pueblo, se quedó en esa casa. Ha vivido la mejor parte de su vida ahí. Incluso después de que la abuela muriera.
- ¿Cómo sabes tú todas esas cosas? - soltó el pelinegro.
- ¿No te lo ha contado ella?
- No hemos tenido demasiado tiempo para hablar, la verdad - reconoció.
- Creí que conocías mejor a la chica que quieres - dijo de repente la chica.
- ¿Perdona? - pudo preguntar él, bastante sorprendido.
- Eh, eh, será mejor que entremos. Podemos contarle a Shiori que todo está ya bien, ¿vale? - les interrumpió Kazuya -. Venga, vamos - insistió, tironeando suavemente de la morena.
- Sus padres están con ella, por eso he salido. Tal vez deberíamos esperar.
Kazuya miró a la chica y ambos soltaron una carcajada. El chico le dio una palmada en el hombro al pelinegro y se dirigió a la entrada del hospital, completamente decidido. Koki, sin entender nada, les siguió. Al llegar a la habitación de la chica los tres se encontraron de golpe con los padres de Shiori. Se quedaron en silencio un momento. Koki iba a carraspear cuando la chica morena se separó de su amigo y abrazó a la mujer.
- Kira, has venido - dijo ella, abrazando a la muchacha.
- ¿Cómo está la peque? - la preguntó.
- Esperando a que llegues - sonrió.
- Voy a verla.
Kira miró un momento a Kazuya, que la cogió la mano un momento como para darle fuerzas y tranquilidad.
- ¿Cómo está Kira?
- Bien, no se preocupen. Mientras su hermana pequeña esté bien, ella también lo estará.
- Gracias por cuidar de ella, como siempre - le agradeció la madre.
El moreno solo sonrió. Los padres de Shiori se despidieron de Kazuya y luego se dirigiero por el pasillo hasta el ascensor. Koki dio un paso hasta su amigo y le miró muy fijamente. Kazuya casi se asustó.
- ¿Qué pasa?
- ¿Tu novia es la hermana mayor de la mía? - le preguntó directamente, claramente impactado.
- Me da que sí - sonrió el chico, dándole una palmada en el hombro al pelinegro.
- ¿Lo sabías?
- Pues claro que lo sabía - dijo Kazuya, como si fuera algo obvio -. ¿Es eso algo tan grave? - le preguntó al verle la cara casi de espanto que tenía.
- ¿No te das cuenta? Es verdad que no conozco nada de ella, Kazuya - susurró, con la voz algo sobrecogida.
- Eh, que no supieras que Kira es la hermana de Shiori es algo normal. Yo mismo no lo sabría si un día ella no me lo hubiera contado. Y tú no has compartido con Shiori los tres años que llevo yo con Kira. Así que no pienses en eso. Después de cuatro años al fin has podido conocerla como querías desde el principio. Deberías estar contento de eso.
- ¿Y si no puedo? Ante todo necesito protegerla. Y puede que no sea capaz, Kazuya.
- Koki, si tienes miedo, nada empezará. Y Shiori no lo tiene y lo sabes.
- De nada sirve eso si su vida va a estar en constante peligro. No quiero que viva así.
- Entonces vive con ella.
- ¿¡Te volviste loco!?
- Shh. Esto es un hospital, baja la voz.
- Pero Kazuya, ¿cómo voy a llevármela...? Yo...
- ¿No la quieres lo suficiente?
- Tal vez es porque la quiero demasiado. No quiero separarla de su vida para que viva la mia.
- ¿Puedes preguntarle eso a ella? No lo decidas tu sola. Si yo lo hubiera hecho, entonces no estaría con Kira.
- Y tampoco hubiera pasado lo que pasó aquella vez - le recordó.
- Pero pude protegerla, Koki. De eso se trata quererla como la quiero. De ser capaz de cualquier cosa por ella.
- Incluso de disparar contra ti mismo - insistió Koki.
- Si, sí, hasta ser capaz de pegarme un tiro si hicera falta. Eso es cuanto la quiero. Mira, si necesitas pensarlo tanto entonces no te esfuerces si quiera. Shiori no va a ser más feliz sin tin. Ni eso significa que mañana no la atropelle un coche o se le caiga una teja encima y la mate - le dijo, ya ligeramente cansado de la indecisión de su amigo pelinegro -. Pero si crees que alejándote de ella la estás protegiendo, entonces adelante. Haz lo que creas que tienes que hacer. Pero sinceramente, creí que eras el tipo de persona que hacía lo que quería y no lo que debía.
- ¿Aunque eso suponga poner en peligro su vida?
- ¿Aunque dejarla suponga arruinar el resto de la tuya?
Koki se quedó un momento callado. ¿Estaba siendo Kazuya egoísta? ¿O tenía razón? ¿Qué tenía que hacer? ¿Qué podía hacer? Era cierto que pensarlo él solo y decidir era demasiado duro y casi cruel. Pero sabía que Shiori no estaría de acuerdo en cualquier cosa que supusiera separarse. ¿Entonces cuál era la solución? ¿Acaso no podía ser todo más fácil? ¿No tenían ni siquiera una oportunidad de vivir tranquilos y... felices?

And now... the second part?
[...] - Shiori solo se que no podría vivir sabiendo que te han hecho daño por mi culpa. Aunque para eso tenga que vivir alejado de ti por el resto de mi vida. [...]




El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Pablo Neruda. 20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada.




http://www.youtube.com/watch?v=1D9j2QI0pmE

1 comentario:

  1. Ahora mismo no soy capaz de reaccionar de una manera normal. Lo primero, más amor de niño no podía ser cuando se preocupó por ella cuando se despertó; sinceramente, creo que ahora ese jersey le quedaría algo mejor que maravilloso. Lo de los padres y la hermana me ha dejado como que con la boca abierta hasta el suelo; aunque me daba pena él porque se sentía mal por no saber casi nada de ella, pero bueno ahí estaba el señor Kamenashi para abrirle los ojazos. Creo que no estaba siendo egoísta, creo que él entendía mejor a Shiori de lo que la entendía Koki. El hecho de que Kamenashi esté con la hermana de ella me parece un puntacísismo, la verdad. Tengo que saber como sigue, a ver qué coño va a hacer.
    PD. ese poema es precioso, me encanta, y la canción... no existen palabras para definir esa canción.

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