martes, 27 de abril de 2010

from the beginning with you.



Con el siguiente palpitar de su corazón, todo estalló.
- ¡¡Papá!! - rugió la chica, tratando de ponerse en pie y cayendo sobre Ride, que había dejado a su hermano apoyado en la parte baja de la cama para poder cogerla.
- ¡¡Aria!! - gritó Ride, tratando de sujetarla para que no se levantara con esa herida.
- ¡No! ¡Papá! ¡No! - chilló, tratando de deshacerse del amarre del chico -. ¡Suéltame! ¡Me necesita!
Ride tiró hacia él del brazo de la chica y la sujetó por los hombros con fuerza.
- Está muerto, Aria - susurró, sujetándola la cara frente a la suya -. Se acabó.
La chica sintió como su cuerpo se caía. La realidad era demasiado para ella. Se quedaba sin fuerzas, el suelo se tambaleaba bajo ella. Y solo pudo abandonarse en los brazos del chico.
- Ey, ey, cálmate. Tranquila, por favor.
- Papá... papá... papá... - musitaba, amarrada a la camisa del chico, mientras éste la balanceaba suavemente.
- Tranquila, mi vida. Estoy contigo. No te va a pasar nada. Te lo juro. Estoy contigo - susurró en su oído tratando de consolarla.
Otro disparo más y el respirador quedó destrozado.
- Odio ese sonido. Me produce jaqueca - dijo, imperturbable -. Ahora, coge a mi hermana - le dijo al hombre que seguía detrás de él -. Tenemos que llevárnosla.
- Pero el plan ya no saldrá como habíamos planeado.
- Por eso me la llevo. Ahora, hazlo.
- ¿Y él?
- Mátalo. No lo necesito para nada. El peón cayó ante la reina - susurró, dándose la vuelta -. Ya es inútil.
No más, decidió ella. Se acabaron las muertes inútiles y el dolor causado por ellas. Pondría fin a todo aquello aunque para eso tuviera que matar a cuantos se interpusieran. Y empezaría usando la cabeza y abandonando su corazón a un solitario rincón de su cuerpo. Se vengaría; lo haría aunque para eso tuviera que convertirse en el mismísimo diablo.
- ¡Espera! – gritó entonces.
- ¿Hm? ¿Qué pasa? – preguntó el chico, con tono aburrido.
- Iré contigo - susurró, separándose de Ride, a pesar de la fuerza que el chico estaba haciendo -. Pero prométeme que no que no les pondrás una mano encima. Ni a él ni a su familia. Y júrame – recalcó – que no les matarás.
- ¿Cómo sabes que puedes confiar en mi palabra, hermanita?
- No lo se. Me la estoy jugando. Estoy mostrando mis cartas, Xander. Te toca mover.
El chico se mostró interesando.
- ¿Entonces, si lo juro, vendrás conmigo sin rechistar? - quiso asegurarse.
- Sí.
Trató de ponerse en pie y Ride la ayudó. Pero la sujetó contra su cuerpo, reacio a dejarla ir.
- No se lo que será capaz de hacerte, Aria. No pienso permitir que...
- Cállate. Esta es mi decisión. Suéltame.
La frialdad de su voz era hiriente. Ella había contado con aquello y por eso trataba de dejarle hundido, de abandonarle como él había hecho una vez, aunque siguiera sintiendo aquel sentimiento latir dentro de su pecho. Pero, quizá por descuido o porque deseaba hacerlo, llegó a olvidar la terquedad del chico. Muy en el fondo de su ser, sabía que no la dejaría marchar. Trató de esconderse de él cuanto pudo y no mostrarle el dolor que suponía para ella separarse de él. Entonces Ride la obligó a mirarle a los ojos. En ellos, Aria vio su salvación; y unido a ellos, su perdición.
- No.
- Suéltame, Ride – repitió, aún calmada, golpeándole el pecho con los puños.
- No.
- ¡Ride! – gritó, forcejeando cuanto podía.
- No - repitió él, serio.
- ¡Suéltame o te matará! - chilló, dándole un puñetazo en la cara.
Se quedó quieta un instante, viendo como el labio del chico se abría a causa del golpe que le había dado. Pero sus brazos seguían firmemente cerrados sobre su cintura.
- ¿¡Es que no lo entiendes!? – volvió a chillar -. ¡No podría soportar verte morir ante mis ojos y en mis brazos! ¡No lo soportaría, Ride! - gritó.
- Te prometí que te despedirías de tu padre y eso has hecho. Te prometí que te protegería y que no morirías al venir aquí y lo cumpliré. Ahora, toca la parte de vivieron felices y comieron perdices, Aria.
- Ride...
- Llegó nuestro momento - sonrió.
A lo lejos, el sonido del ascensor llegando a la planta sonó con claridad. Xander se sobresaltó. No tenía previsto que nadie llegara. Maldijo por lo bajo al ver llegar una coalición de chicos armados a los que conocía bien. Eran tan molestos como sus hermanos.
- ¡Vámonos! - gritó al otro hombre -. ¡Cógela!
- ¡Ride, suéltame y se acabará todo! ¡Vamos! – gritó, en un último intento de salvarle la vida.
- No lo harás, no te la llevarás mientras yo la tenga conmigo - dijo Ride, enfrentando a Xander.
- Entonces la arrancaré de tu cadáver - siseó.
Y no le tembló la mano al disparar. El cuerpo de Aria quedó resguardado de la pólvora, a salvo. Inmediatamente, la sangre comenzó a brotar de la herida. Ride se tambaleó.
- ¡¡¡RIDE!!!

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