domingo, 1 de noviembre de 2009

Believe In.

Llueve en la ciudad.

El cielo está cubierto de nubes negras como el asfalto, sin dejar apenas un huequecito por donde la luz pueda entrar.

Luz y oscuridad. Oscuridad y luz. Opuestos y complementarios. Y ambos necesarios.

El agua golpea las ventanas con fiereza. Parece que alguien está enfadado y gritando contra el mundo. Bueno, no es de extrañar.

Creo que estos cambios de clima no me benefician en lo absoluto. Me duele el cuerpo. Y además, eso me inspira miedo, pues nunca antes me había pasado esto.
Oh, claro, lo olvidaba. Nada volvería a ser lo mismo después de este (más que olvidable) verano.

No quiero unirme a la lluvia. No quiero llorar.

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