martes, 18 de diciembre de 2012

Pasión de boca a boca.

El moreno estaba sentado en la silla, con el codo izquierdo en la mesa y la cabeza apoyada en la mano, ladeada, mirándola muy fijamente. En la otra mano tenía un trago de whisky en un vaso adecuado para ello. Llevaba unos pantalones negros y una camisa blanca, con todos los botones desabrochados
La chica solo había conseguido hacerle perder tres juegos, en los que él se había quitado la chaqueta americana, la corbata y había desabrochado los botones de la camisa. Aún creía que la había dejado ganar solo para provocarla. Porque si era sincera, ella no tenía ni idea de aquel juego. Pero había accedido a él solo porque aquel hombre la tenía total y plenamente fascinada. A pesar de conocerlo bien y quererle otro tanto, nunca había visto aquella faceta suya de hombre de negocios que controla absolutamente todo lo que se mueve alrededor con orgullo y sin vanidad. 
La chica salió del baño solo con la ropa interior puesta, lencería negra sobre su piel ligeramente morena. Había perdido los pantalones y nunca mejor dicho, al perder aquel juego. No había querido darle la satisfacción de desnudarse delante de él, pero aún así con la mirada con que él la recibió de nuevo en la habitación del hotel más centrico de la ciudad capital, con vistas de infarto, fue como una sacudida electrica en todo su sistema nervioso y una punzada de deseo en el corazón.
- ¿Y si acabamos el juego aquí? - propuso ella.
- ¿Acaso tienes miedo de que pueda seguir desnudándote a base de ganar al póker? - preguntó él, con voz grave pero a la vez, melódica. 
- No tiene sentido si no lo haces con tus propias manos - dijo la chica, acercándose a la cama y subiendo en el colchón la rodilla derecha. Sin darle la espalda. No dejaría de mirarle. Y sabía que él no apartaría sus ojos oscuros de ella. Esa simple mirada, la forma en que sabía que le gustaba mirarla, ya no desnudándola sino violándola con una placentera dulzura, era algo demasiado tentador para sus sentidos.
- Estás admitiendo que has perdido. Te creía más orgullosa - contestó él, haciendo girar los hielos dentro de la copa que sostenía en la mano derecha. 
- ¿Orgullosa? Por favor, Masaki, mírame. -Como si no lo estuviera haciendo ya -. ¿Qué más puedo perder?
- Aún veo ropa sobre ti - hizo notar el chico. 
- Entonces ven y quítamela - casi le ordenó -. Pero no pienso seguir jugando contra ti. 
- Porque sabes que te ganaré - insistió el moreno. 
- Porque sé que prefiero tenerte en la cama antes que en una mesa de póker. 
Él cambió su gesto a uno más divertido, no tan serio, con una ligera sonrisa que seguía siendo sumamente sexy. Con esa sonrisa que tenía, podía con ella, era como una especie de magia, algo que la hipnotizaba por completo. Y la hacía perder hasta la ropa por él.
- Túmbate. 
Era la forma más cruel de empujarla a la cama, solo con palabras, sin darle aquel roce de sus manos que ella tanto ansiaba. Pero no se opuso. Se sentó en la cama, hacia el centro, dejando la cabecera a su espalda, esperando que se acercase. Cuando él se levantó, con elegancia, y se acercó al borde de la cama por la parte de abajo, se dedicó solamente a mirar su cuerpo. A mirarla a ella. La chica no se sentía incómoda bajo esos ojos, que la hacían arder solo con clavarse en su piel de aquella manera. Pero le necesitaba. No quería jugar más, o no lo soportaría. 
La chica gateó sobre las sábanas de seda blanca hasta él. Enganchó los dedos en el cinturón del pantalón del chico y tiró de él para intentar hacerlo caer en la cama. Masaki se mantuvo firme de pie, con la copa aún en la mano. Acarició con suavidad el pelo moreno de la chica y ella escaló por su cuerpo, de rodillas en el colchón. Su brazo izquierdo subió despacio, desde el cinturón, por su pecho, hasta su clavícula y su cuello, donde enroscó el brazo y dejó que su mano le acariciara el pelo. Con la otra mano trató de deslizar la camisa blanca del chico por su brazo, rozándole la piel a su paso. No pudo quitarle la ropa cómo quería, porque él fue más rápido y pasó el brazo alrededor de su cintura, para acercarla más a su cuerpo. Tanteó sus labios durante unos insufribles segundos en los que ella creyó morir de deseo. Aquellos ojos grandes, oscuros, penetrantes, la cautivaban de una manera que jamás pensó que sería posible. 
- Masaki... - intentó provocarle, rozándole los labios con su aliento. 
- ¿Qué? - susurró él, apartándola un mechón de pelo de la cara con un dedo de la mano derecha, donde todavía tenía el vaso de whisky. Ella escuchó el chocar del hielo cerca de la oreja.
- No me hagas rogarte - le dijo, clavando su mirada en la de él. Parecia juguetón. 
- Sí. Lo haré. Y te haré gemir entre esas sábanas y mi cuerpo durante toda la noche - la dijo, como si fuera una promesa o simplemente, un adelanto de lo que después ratificaría con su cuerpo. 
- Eres malo - se quejó ella. Sin embargo, temblaba de emoción. La mano de Masaki en su cintura era cálida, protectora, nada que ver con sus ojos encendidos y brillantes, sus palabras sensuales y su forma de provocar en ella sensaciones que no dejaban sitio a la inocencia. 
- Y más que pienso ser - la advirtió suavemente él. 
De un último trago, apuró lo que quedaba en el vaso. Aprovechó para dejar que uno de los hielos de la copa quedara entre sus labios. Tiró el vaso al suelo, que gracias a la moqueta no se rompió, y se volvió hacia ella, todavía con la mano en su cintura. Presionó los labios contra la boca de ella y la chica reaccionó por inercia, haciendo lo que él quería. Abrió los labios y probó el hielo, que aún sabía a alcohol. Ella dio un pequeño respingo cuando la otra mano fría del chico se deslizó por su cadera, mientras que la que seguía en su cintura, subió despacio por su espalda, hasta rozar su omóplato con delicadeza. Las sensaciones que la provocaba aquel hombre solo con sus manos hacían la promesa de que, cuando él mismo se entregase por completo, conocería un placer que nunca antes había imaginado sentir. 
El moreno empujó ligeramente a la chica hacia atrás, para dejarse caer en la cama. Quedó sobre ella, procurando no hacerla daño bajo su cuerpo. Apoyó las manos a ambos lados de la cabeza de la chica y ella aprovechó para quitarle la camisa y dejarla tirada encima de la cama. Pudo ver su cuerpo y rozar su piel, despacio, ardiendo de pasión. El chico dobló el codo izquierdo y se inclinó sobre ella. Con la otra mano la quitó el hielo de entre los labios antes de besarlos con un ardor que borró por completo el frío que aquella piedra había dejado en su boca. Ella cerró los ojos y pasó las manos por ambos lados del cuerpo de él, acariciando su cadera y su espalda. Al separarse de sus labios, el chico posó el hielo otra vez sobre su boca, pero esta vez no dejó que lo cogiera. Lo deslizó, despacio, por su barbilla, su cuello, su pecho, hasta su abdomen, donde lo dejó, cerca de su ombligo. La chica no se quejó, ni lo haría mientras él le diera tantas atenciones placenteras y además, la permitirera tocarle. 
Sin embargo, llegó un momento en que los besos del moreno se volvían una lenta tortura. Dulce, sí, pero tortura. Necesitaba más de él. Necesitaba todo de él.
- Deja de jugar... por favor - le pidió, pasando las manos rápidamente hasta el cinturón del pantalón para desabrocharlo.
- No. -Él permitió que desabrochase el cinturón, pero luego, en un movimiento rápido, cogió las dos manos de la chica con una sola y las sujetó contra el colchón, sobre la cabeza de ella. Se inclinó sobre ella y la rozó con suavidad la nariz -. He ganado, por lo tanto -se dejó caer un poco más sobre ella y el hielo que se derretía lentamente en el abdomen de la chica fue presionado por el cuerpo del chico -, jugaremos hasta que yo quiera - la susurró al oído. El hielo quedó hecho agua fría y ella pudo sentir directamente sobre ella el pecho y las caderas del moreno -. Y te haré el amor hasta que yo diga basta - añadió, con una sonrisa torcida mientras mordía con suavidad su oreja. 
- Entonces no digas basta - rogó la chica, besándole el cuello, que era lo único que él la dejaba al descubierto y al alcance. 
Él se incorporó un poco para mirarla a los ojos. Rozó despacio su cuerpo con el de ella, ante lo que la chica estuvo a punto de soltar un gemido. La besó el cuello insistentemente, pasando de vez en cuando su húmeda y tibia lengua, hasta dejar una rojiza marca de posesión. Volvió a levantar la vista hacia sus ojos, que brillaban bajo la cálida luz del dormitorio. La besó la frente. La nariz. Los labios. Y sonrió. 
- Yo nunca digo basta, pequeña.





Dos labios atraídos por la oscuridad.

10 comentarios:

  1. - Sí. Lo haré. Y te haré gemir entre esas sábanas y mi cuerpo durante toda la noche - la dijo, como si fuera una promesa o simplemente, un adelanto de lo que después ratificaría con su cuerpo.


    - No. -Él permitió que desabrochase el cinturón, pero luego, en un movimiento rápido, cogió las dos manos de la chica con una sola y las sujetó contra el colchón, sobre la cabeza de ella. Se inclinó sobre ella y la rozó con suavidad la nariz -. He ganado, por lo tanto -se dejó caer un poco más sobre ella y el hielo que se derretía lentamente en el abdomen de la chica fue presionado por el cuerpo del chico -, jugaremos hasta que yo quiera - la susurró al oído. El hielo quedó hecho agua fría y ella pudo sentir directamente sobre ella el pecho y las caderas del moreno -. Y te haré el amor hasta que yo diga basta - añadió, con una sonrisa torcida mientras mordía con suavidad su oreja.



    Eres increíble. Cada día te superas más

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  2. Nada de eso. Viendo esa foto, poco menos podía hacer. Es... imaginación visual. No tiene nada de increíble.

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  3. No estoy de acuerdo, puedes tener mucha imaginación visual; pero eso no se escribe solo

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    1. No se escribe solo pero son muchos años ya, en realidad sí sale solo.

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  4. Bien, no sé muy bien por donde empezar, y no me hago responsable de cómo quede esto.
    Primero, lo del whisky... ha sido como que un placer, porque además al decir despues lo del empresario, pues me lo he imaginado y me ha dado *igual que con el resto del relato* La verdad es que me ha sorprendido *logicamente, para bien* pero nunca me imaginé al inocente Masaki en una escena de estas * demasiado... lejos de mi mente* aunque claro, decir que me ha encantado es quedarme a años luz de expresar una milesima parte de lo que me ha gustado. Nunca pense que este hombre pudiera tener tanta sensualiad como demuestra aquí, con una sonrisa o solamente con un gesto, como lo del hielo *que ese gesto iba directo al ataque cardíaco* nunca pense que pudiera llegar a ser tan endemoniadamente erótico. También te dire que me encanta eso de que nunca se canse; yo tampoco me canso nunca, y menos, si se trata de estar con él en la cama.
    Bien, de este relato saco en claro dos cosas: que tengo que aprender a jugar al póker, y que este hombre me encanta cada día más.
    PD. Esa canción no roza los limites de la perfeccion, los supera con creces; me parece preciosa; por algo es mi BSO.
    FMD. La pesada de las críticas constructivas.

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    1. Lo del whisky sigue siendo imaginación visual de la otra foto que vimos. Fue muy excitante, dios. De inocente un pelo, depende de por donde lo mires. Y creo que este hombre tiene muuuuucho erotismo dentro escondidito entre sonrisas y bromas. No mientas, estoy segura de que sí habías pensado cosas como estas con él jaja. El gesto del hielo es mi favorito, ciertamente. Y eso se lo debes al "hielo pasando de boca a boca" de Make U Wet de Koki.
      Buenas conclusiones. Mira a ver, que si aprendes, ya no tiene gracia. Se trata de perder, sino, es aburrido.
      Si, es tu BSO, por eso está en todas partes, la cancioncilla.
      FMD. La pesada que pide críticas constructivas ;)

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  5. Si, si, benditas fotos. Sé que tiene que tener su parte erotica por algun sitio, pero viendole sonreir y hacer bromas *malas la mayoria* pues no lo piensas; aunque si, te lo confirmare, habia pensado algo alguna vez, pero no se le acercaba a esto! Seh, esa cancion.... bueno, no dire que es buena, pero no es de las peores *my name is dangerous cat* vale, ya.
    Bueno, tiene gracia si aprendo y le gano, no te parece? ;)

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    1. No, el de las bromas malas es Junno jaja. Bueno, que no te lo hubieras imaginado así es normal, ya te lo pongo yo en palabras para hacerte el trabajo de imaginar algo más facilito. Esa canción a veces me quedo escuchándola, en serio, y no se por qué, que es lo más guay. Perdona... miauuu? xD
      Mmmm... ¿qué pasaría si ganases? ¿Lo has imaginado? :P

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    2. Bueno, hay algunas de aqui mi primo que.... De verdad? no es que sea de las peores, pero tampoco es bestialmente buena, siendo sinceras; lo unico que me gusta de la otra cancion es la puesta en escena U_U
      por favor, no me tortures de esa manera T_T

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    3. Bueno, depende. Es divertido. Vale, más o menos estamos de acuerdo, solo que yo no voy por ahi cantando "my name is dangerous cat" como tu, maja. ¿Puesta en escena? Ah, la provocación a la violación esa que hace... ya ya.
      Oye, yo solo pregunto!

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