martes, 4 de octubre de 2011

I´m not scared of, I fight for love.

Brindar con champán en los camerinos no estaba bien visto, pero nadie había dicho nada de la coca cola. La espuma salió demasiado rápido porque Jin tuvo la genial idea de agitar la botella e inundar el suelo con ella. La pequeña fiesta se animó rápidamente, aunque el animador oficial no estaba. Todos sabían que era mejor dejarle cuando, sin que nadie le viera, quería quedarse solo después de los últimos conciertos. En el fondo, era un sentimental. El chico estaba de pie en el borde del escenario, mirando a las gradas, a la arena, con todas esas sillas vacías que momentos antes temblaban y vibraban bajo el ritmo de su música. Suspiró fuerte para intentar contener la emoción. Un tour más que terminaba. No habían tenido problemas, ni incidentes ni nada que lamentar. Todo había salido bien. Pero había sido demasiado corto. Deseaba disfrutar todos los días de todo el año de eventos así, en el que sentía el calor, el cariño, el apoyo, las ganas de disfrutar de todos los fans que iban a verles cada año, de esos fans a los que parecían nunca decepcionar, por suerte. En el silencioso dome, unos pasos tras él le hicieron girar la cabeza. Sabía que no eran sus compañeros. Era capaz de diferenciarlos solo por la forma de caminar. Pero esa manera de moverse, era de una chica.
"De mi chica", pensó, sonriendo suavemente.

- ¿Qué haces aquí?
- Quería sentir por última vez este año el calor del Dome - dijo él, volviendo a mirar a la inmensidad del estadio de beisbol donde siempre cantaban.
- Oh, te pusiste romántico - sonrió ella, acercándose al borde también.

- ¿Nunca habías subido aquí, verdad? - preguntó él.
- No - dijo la chica, mirando hacia el mismo lugar que él. Por suerte algunas de las luces seguían encendidas o no hubiera visto absolutamente nada -. Pero desde aquí parece todavía más grande - comentó.

- A mi se me queda pequeño - suspiró él.

- Eso es mentira - le reprochó -. A ti te encanta el Dome.

- Pero me encanta por los momentos que hemos pasado en él - admitió -. Porque son únicos, irrepetibles e irremplazables - dijo, mirándola. Su pelo moreno largo y suelto caía con gracia por su espalda, pero también tapaba su cara un poco. Con cuidado la sujetó de los hombros y la hizo girarse hacia él -. Apártate el pelo de la cara o no podré mirarte a los ojos - se quejó, recogiéndola el pelo tras las orejas -. Mucho mejor - sonrió.

Ella sujetó las manos de él cerca de su rostro y le miró a los ojos.
- Gracias - susurró -. Gracias por cantar como lo haces. Por entregar todo de ti en el escenario. Por ser como eres y no cambiar nunca pase lo que pase - le dijo.
Él dio un paso hacia ella y la besó la frente. Entonces la sujetó de la mano, entrelazando sus dedos, y sonrió de forma pícara.
- Quítate los zapatos - la pidió.

- ¿Eh? - Solo hazlo - insistió. Ella se sacó los zapatos que llevaba puestos y los dejó a un lado. Él amarró su mano más fuerte y entonces, echó a correr.
- ¡Koki! - gritó ella -. ¡Para! ¿¡Qué estás loco o qué!? - gritó la chica entre risas.

- ¿No decías que nunca habías visto el Dome desde arriba? Pues en este escenario, ¡hay que correr! ¡Vamos! - gritó él también, tirando de ella que tampoco se resistía demasiado.
- ¡Odio vuestras tradiciones! ¡Haga lo que haga, siempre acabo corriendo! - se quejó ella entre risas mientras corría a su lado. El chico solo siguió gritando mientras ambos daban una vuelta entera al escenario del Tokio Dome. Se dio cuenta de cuando tenía que dejar de correr a tope porque la chica llegaba a su límite, pero aguantó bien la vuelta entera. Al volver al escenario central, ella fue la primera en dejarse caer al suelo, aunque sin soltarle la mano. Luego él se tiró de espaldas y quedó tumbado, respirando entrecortado y con risas de por medio.
- Estas loco - hizo notar ella de nuevo, mientras trataba de recuperar el aliento.
- Esto es más divertido de lo que parecía, ¿a que si? - la preguntó.
- Si, creo que ahora entiendo la sensación de ser un Jhonny en un Dome - dijo ella, con algo de retintin.
- Oh, vamos, esto es lo mejor - gritó Koki -. A mi me hace sentir que puedo ser buena persona y todo.
- A mi me hace sentir que a veces amas la música más que... cualquier cosa - dejó caer.
Él se detuvo y se incorporó a mirarla. La chica no le miraba, tenía los ojos puestos en las gradas de arriba. Entonces se lanzó contra ella, tumbándola sobre el escenario y poniendo cada uno de sus brazos a un lado de su rostro, quedando muy cerca. Con cuidado para no hacerla daño se acomodó un poco sobre ella y la obligó a mirarle a los ojos. Siempre hacía eso cuando quería que alguien le comprendiera, a él, a sus sentimientos y a su sinceridad profunda.
- Adoro la música por encima de todo, es cierto. Pero ¿nunca has oído que hay personas que tienen el corazón dividido? Es tu culpa que yo lo tenga así - la dijo, dándole un toquecito en la nariz -. Así que encima no te quejes. Porque adorar la música y querer entregarse a ella por completo es complicado cuando además amas a alguien como a quien yo amo - susurró.
- Koki... - susurró su nombre. Él sonrió suavemente. Despacio se agachó sobre ella para besarla. Atrapó su boca entre sus labios y la dio uno de aquellos húmedos besos que tan bien sabía dar. Ella solo cerró los ojos y se dejó sentir. Sus manos buscaron la cintura y la espalda del chico y le abrazaron cálidamente mientras él jugueteaba entre sus dedos con su larga melena oscura esparcida encima de la madera de aquel sagrado escenario.
- ¿Qué haces? - susurró. Su voz no quería responderla.
- Crear aún más recuerdos inolvidables en este lugar - dijo él en un murmurllo, apoyando su frente contra la de ella y con una sonrisa entre pícara y dulce. La chica solo soltó una carcajada y luego él se apartó, dejándose caer hacia aun lado. Ambos miraron al techo un momento.
- Si no estuviera cubierto, veríamos las estrellas, ¿verdad? - susurró ella.

- No, al menos yo, no las verías - suspiró.

- ¿Por qué?

-Porque tengo algo a mi lado que brilla más y me ciega hasta el punto de no dejarme mirar mas allá de ella - susurró suavemente.
Shiori movió su mano hasta encontrar los dedos de su mano izquierda y los entrelazó con ella.
- Eres un idiota.
- Sí, es otro nombre que se les da a los románticos - rió él.
- Sí, romántico y estúpido a la vez, tu lo tienes todo - añadió ella.

- Puede ser. Pero eres tu quien decidió estar con un estúpido romántico.

- No. Yo decidi estar con un romántico estúpido.

- Deja de cambiar el orden de las frases, siguen significando lo mismo.

- Eso es mentira y tu lo sabes. No es lo mismo. En la música pasa igual.

Él solo dejó escapar una risotada. Sí, era cierto que en la musica decir una cosa distaba mucho de otra cambiando el orden de la frase; la chica sabía a donde atacar.

- Creo que si no nos vamos, nos van a echar - dijo él entonces -. Deberíamos ir saliendo.

La miró. Ella solamente asintió con la cabeza. El chico la ayudó a levantarse y después de que volviera a ponerse los zapatos salieron al backstage buscando al resto del equipo. Un mensaje llegó al móvil del chico. El resto está fuera, le dijo a ella. Al llegar al garaje del Dome de repente él se detuvo. Antes de que la chica hablase la hizo esconderse tras una columna. Sus ojos habían visto a unos cuantos hombres vestidos de negro frente a sus amigos. Y algo le decía que no debía dejar que le vieran bajo ninguna circunstancia.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó Kira, poniéndose delante del resto.
- ¿Quién es?

- Mi compañero de tesis - dijo la chica -. Will - le nombró.
Todos se dieron cuenta de que, por sus rasgos y por su nombre, no era oriental. Además, los ojos azules no eran una característica que ellos tuvieran.
- ¿Qué haces aquí? - repitió ella.
- ¿No sabes que los resultados de la tesis salieron hoy? - la preguntó, con un acento bastante extraño aunque todos fueron capaces de entenderle.
- ¿Qué? No me avisaron... - susurró la chica -. ¿Cómo es posible...? ¿Qué ha pasado?
- ¿Qué ha pasado? ¿Y te atreves a preguntarlo?

- ¿Rechazaron tu tesis? - dijo ella, directamente -. Por el tono de tu voz, así debió de ser. Tus ojos parecen fuego que amenaza con hacerme arder viva cual bruja en la Edad Media.

- No es a ti a quien quiero matar - dijo él, igual de directo que la chica.
- ¿De qué hablas? Levantó su dedo, decidido. Y apuntó con él tras ella. Al chico de la camisa negra. Kira giró ligeramente la mirada y luego volvió a mirarle, mientras se lamia los labios. Los tenía secos.
- ¿Qué tienes en contra suya?

- Que te tiene a ti - dijo él -. Eso es lo que no voy a permitirle ni a él ni a nadie.
Entonces Kazuya dio un paso hacia delante y se colocó al lado de la chica.

- Intenta separarnos si tienes lo que hay que tener - le desafió.

Kira sujetó la manga de la camisa del chico, como pidiéndole que no le retase. Que no sabía de lo que aquel tipo era capaz. Seguía preguntándose por qué siempre quería perjudicarla, por qué siempre buscaba competir contra sus trabajos y vencerla. Y no la gustaba nada aquella conducta que estaba mostrando. Ella, como criminóloga y psicóloga criminal de la conducta sabía lo que decía. De repente los hombres que estaban tras el chico de ojos azules se lanzaron a por ellos y Kira aprovechó los hombros de Kazuya para apoyarse y de un salto, derribar a dos con las piernas. Luego hizo retroceder al resto y se enfrentó a todos los que salían de la furgoneta negra que tenían detrás. Pero fueron demasiados para ella. Con un golpe seco en el estómago, Kira cayó de rodillas en el suelo y el resto se defendieron como pudieron. Pero ella sabía que aquellos tipos eran policías del equipo secreto a los que seguramente Will había pagado para hacerle el trabajo sucio. La vista se la nubló poco después de que Kazuya cayese de espaldas a su lado y se desmayase tras mirarla. Después, solo fue consciente de que la cargaban en la furgoneta, porque luego, todo se volvió negro.

Viendo la escena, Koki sujetó a Shiori entre sus brazos y escondió su cabeza en su pecho mientras la rogaba en un murmurllo que no se moviera. El sonido de las ruedas derrapando al salir a toda velocidad del garaje del Dome no le tranquilizó, pero intentó con las manos temblorosas llamar a alguien que pudiera hacer algo que arreglara lo que Dios supiera que acababa de pasar en aquel siempre oscuro lugar.

2 comentarios:

  1. me encanta, está genial. Tengo ganas de la siguiente parte y eso que acabas de publicar esta xD

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  2. 田中聖
    Este hombre es la perfección. Sabrás de sobra que me han encantado esos pequeños detalles, como lo de correr y lo de "De mi chica", no?
    Tendre que admitirte que Kamenashi me dio algo de penilla, pero bueno, espero tu historia entera para enterarme de todo, ne?
    Arigato :)

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