- ¿Por qué? ¿Por qué nunca te has enfrentado a él? – le preguntó de repente -. Siempre has estado en desacuerdo con lo que él hace, dice o piensa. Entonces, ¿por qué nunca has intentado hacer que te escuche? ¿Por qué aceptas los golpes, los castigos, la sumisión y las órdenes?
El chico se quedó pensativo un momento. Solo había una razón. Ella era la mujer. Ella lo era todo para él. Quien siempre le había protegido, quien aceptó el ser golpeada en su lugar cuando él se atrevió a desobedecer a su padre. Quien sufriría los daños si él se negaba a cualquier cosa o desobedecía. Quien estaba a su lado en los peores momentos. Quien curaba sus heridas. Quien conservaba la parte buena que había dentro de él. Quien confiaba en él. La única persona que le quedaba en el mundo. La única por la que luchaba y sobrevivía. La única por la que disparaba. Lo único que tenía en la vida y lo único que no podría soportar perder. Su madre. Él no tenía nada más que proteger. Y cuando lo tuvo, cuando realmente sintió que sería capaz de todo por ella, simplemente lo perdió. Ahora solo su madre importaba para él.
Después de un pequeño silencio sujetó la mano de su madre con la suya y la miró.
- Tus manos son tan cálidas y tan elegantes. Tan diferentes a las mías – susurró.
Soy el tipo de persona que vive al límite. No, parece una broma o algo que dice la gente solo para justificar el ser unos vagos y hacerlo todo a última hora. Pero para mí realmente, mi vida es así. Entre dos examenes, tener siete días es agotador. Porque sé, desde el principio, que no estudiaré hasta dos días antes, incluso a veces un

"Fuí a los bosques porque queria vivir a conciencia, queria vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido." El Club de los Poetas Muertos.
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