
- Voy a llevarte al cielo - la susurró él entonces.
- Contigo bajaría al mismísimo infierno si hiciera falta - jadeó ella.
- Relájate, déjate llevar y solo - jadeó contra su oreja - siente.
Un grito de placer. Y amaneció. Podía abrir los ojos, ya no tenía la venda sobre ellos. Recordaba como él se la había quitado por la noche tras hacer el amor, mientras susurraba que necesitaba ver sus ojos brillar tras haber liberado aquel más que incontenible placer. Parpadeó varias veces hasta acostumbrarse a la luz. Apartó las sábanas de su cuerpo y se dio cuenta de que eran diferentes a las que habían visto la pasión que habían derrochado aquella noche. Probablemente fuera él, cuando se durmió sobre su pecho, quien las cambió. Además de que no estaba desnuda, sino que aquella preciosa camisa blanca de botones negros cubría su cuerpo por completo. Miró en el lavabo, pero él no estaba. No la gustaba despertar y que sus brazos no la estuvieran sujetando con fuerza. Echaba de menos sus ojos claros.
Ver las nubes le tranquilizaba. Aún sentía como ella se estremecía entre sus brazos y gritaba su nombre. Sonrió. Al final no había sido tan mala idea. No, si encima tendría que darle las gracias a esos cuatro metomentodo por aquello. Respiró hondo y el aire puro de la montaña entró en sus pulmones. Entonces sintió un empujón por detrás y se sobresaltó. Giró la cabeza y vio la enorme sonrisa de la chica allí, en su hombro, mirándole fijamente. Sus brazos pasaron entre los huecos de su cuerpo y sus brazos, arqueados porque tenía las manos metidas en los bolsillos del pantalón. La chica se apoyó en su espalda y se aferró más él. Él sacó las manos de los bolsillos y acarició las manos de ella, mientras echaba la cabeza ligeramente hacia atrás y la apoyaba en la de ella con suavidad.
- Buenos días, amor - susurró, cerrando los ojos.
Definitivamente, si no soñara con conducir, no soportaría lo soporifero de las clases y eso de dar hoy el tema 5, mañana acabamos el 8 y hoy, el ¡15! Madre de dios. En fin.
Esta mañana me he levantado muy mal y he llegado tres minutos tarde a clase. Me he encontrado con ocho compañeros que llegaban como yo, tres minutos y medio tarde. Y entonces la (zorra) señora que nos da clase, ha dicho que no podíamos pasar. ¿Y para eso madrugo yo? ¿Tanto la hubiera costado decirnos que una y no más? Nunca avisó de que al llegar tres minutos tarde no se podía entrar. De todas formas, he bostezado mucho después, me aburría. Y es que cuatro horas de clase por la mañana son matadoras. He escrito como cinco hojas sin darme cuenta en medio de clase. Era un no parar, ya ni siquiera levantaba la cabeza para mirar al tipo que me estaba contando no se qué de las concepciones del hombre según los dioses y la mitologia y luego decía cosas de filosofía que preferí ignorar. A veces pienso que me paso, pero es que me pongo y últimamente es un no parar. Incluso he seguido con Jun e Izumi un poco bastante más. Si es que mis neuronas se estimulan a veces y pegan estirones después de las paradas y el tiempo que me paso en blanco sin sacar nada bueno. Creo que también están algo borrachas mis neuronas desde hace algún tiempo, ¿eh? Porque van y vienen a su antojo y yo cada vez estoy más loca y esas cosas que pasan cuando tus neuronas se lo pasan pipa dentro de tu cabeza.
Y sinceramente, que sigan celebrando lo que estén celebrando, que yo estoy muy bien así.
"Entre el ayer y el mañana, lo que importa es el hoy. Entre el infierno y el cielo hay siempre un punto intermedio. Y entre el nacer y el morir, un libro en blanco de sueños que tú, con tus actos, vas escribiendo."
Ostia que si al mismo infierno si hiciera falta....no lo sabes tú bien. Arg, voy a acabar volviéndome loca.
ResponderEliminarIntenta tomártelo con calma, anda, no te estreses.
Qué zorra! cómo si ella no pudiera llegar tarde un día! Dios últimamente se hacen notar demasiado, a ver que hacer redada ¬¬"
A donde sea, ¿qué más da? Mientras sea con él siempre va a hacer calor...
ResponderEliminarYo no me estreso, solo me quejo. Y lo de esa es pan nuestro de cada día, hoy una zorra, mañana una víbora, pasado una puta y así. Pero son cosas de la vida. Si no existieran, no habría nada divertido para quejarse y enfardarse, ¿no?
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ResponderEliminarEs lo que he querido decir, si es con él, me da igual el donde.
ResponderEliminarYa buscaria algo diertido sin ellas, creeme
A mi también me daría igual.
ResponderEliminarNo, si será por cosas divertidas que se pueden hacer en una cama...
en una no-cama....
ResponderEliminarSi, ya se que la lista de camas y no camas no tiene precisamente fin.
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